take a breath || Aidan Gallagher

🌙 take a breath 🌙

🚨 ÚLTIMO CAPÍTULO 🚨
✨✨✨✨✨✨

Sonreí releyendo la felicitación de Aidan.

Lo miré con lágrimas en los ojos.

Él se sonrojó, llevó una mano a su nuca mientras miraba la mesa.

— ¿Y... Q-qué opinas? — apenas pude entenderle.

Solté unas cuantas lágrimas.

— Me encanta — alzó la vista.

— ¿En serio? — asentí.

— En serio — me levanté.

Me sonrió, lo abracé por la espalda.

— Te amo Aidan — besé su mejilla.

El mesero regresó con el cambio, ahora podíamos irnos.

Vine con Aidan a un bonito restaurante a celebrar mi cumpleaños, mañana regreso a L.A.

— ¿Segura que no puedes quedarte otro día más? — hizo un puchero en cuanto salimos del lugar.

— Ya llevo una semana aquí, tengo que regresar a terminar el EP — suspiré. — Me encantaría, pero no puedo.

Asintió.

— Dos meses me parecen una eternidad para volver a verte — nos detuvimos.

— Lo sé, aún no me he ido y... De verdad me pone triste dejarte aquí — lo abracé.

Claramente tengo miedo de que algo pase, pero...

Debo confiar en él.

— Si trabajamos duro de verdad se nos pasará rápido el tiempo — suspiró. — Al menos eso espero por que cuando no estábamos juntos pasaba más lento — rió.

Sonreí.

— Ya veremos, igual vamos a estar en contacto — rocé nuestros labios.

— Claro que sí — murmuró antes de besarme.

Sus manos en mis mejillas hicieron leves caricias, suspiré en medio el beso, cuando terminó, pegó nuestras frentes.

Y abrí los ojos.

Él miraba mis labios, parecía estar pensando.

— ¿Pasa algo? — me atreví a preguntar.

— Nunca me había sentido así — susurró. — Y aún no puedo creer que me hayas dado otra oportunidad — su voz salió ronca.

Me empecé a reír.

— Creo que me voy a enfermar — rió. — Y tú también.

Mi sonrisa se borró.

— Ay Aidan, tengo que grabar canciones — lo regañé.

Me soltó alzando las manos de forma inocente.

— No es mi culpa — se defendió. — Aunque esto no habría pasado si tú nunca olvidaras tu suéter — señaló su sudadera que yo tenía puesta.

— No olvidé mi suéter, de hecho traigo puesta mi sudadera — me burlé.

— Ah no, no me vas a quitar otra — se quejó y yo reí con burla.

— ¿De qué hablas?, es mía — me abracé.

Suspiró rendido.

— Entonces yo me quedo con esto — alzó su muñeca mostrándome mi scrunchie.

— Meh, tengo más — le resté importancia. — Yo no soy una llorona — metí la mano a la bolsa de la sudadera.

Negó con una pequeña sonrisa.