🐝 the beginning 🐝

35.9K 1.7K 2.5K
                                    

Suspiré, intranquilo.

— No entiendo nada — concluyó Mace.

— ¿Me estás escuchando? — dije ya molesto.

— Te lo juro que sí, pero no entiendo... Te enamoraste Aidan, eso sí que está claro — bufé.

— No estoy enamorado, es solo que... — me miró serio, — está bien, sí, estoy enamorado.

Decirlo en voz alta no era tan malo como creí.

— Ahora cuéntamelo todo, que no comprendo, hablaste muy rápido y apenas pude entender la mitad de lo que dijiste. — Suspiré, a veces hablar con Mace es muy cansado.

Pero necesito hacerlo, debo despejarme.

— ¿En dónde te quedaste? — hizo una mueca.

— Eh... que era lunes — reí, y pasé mi mano por la cara.

— En el inicio...

— Sí sí, ¿puedo comerme tus papas? — señaló el plato, asentí. — Soy todo oídos.

Lunes; 06:00 am.

Al entrar al baño, me miré en el espejo, qué ojeras tan marcadas traigo hoy.

Me quedé pensando somnoliento unas dos canciones, hasta que reaccioné que ya era tarde.

Me apuré mientras sentía como iba despertando un poco más, suspiré cansado.

Puse una toalla alrededor de mi cintura y salí del baño para ponerme el uniforme.

Sequé mi cabello intentando recordar que no se me fuera a olvidar algo, tomé mi ropa y ví un folder tirado.

No dudé en levantarlo, casi olvido el proyecto.

Me cambié frente al espejo, no me preocupa mucho mi cabello, pero el prefecto me mandará a cortar el cabello si no lo peino.

Me hice el nudo de la corbata, no sin antes ponerme desodorante.

— ¡Aidan, es tarde! — gritó mi papá.

Ví la hora, tal vez entre a la segunda clase, me puse colonia y me apresuré agarrando mi mochila.

Bajando las escaleras corriendo me di cuenta que había dejado el folder sobre el escritorio, volví a subir frustrado por que ahora sí ya no llegaba a la primera clase.

— ¡Aidan! — volvió a gritar.

— ¡Ya voy! — bajé corriendo a tropiezos, le sonreí estando de frente. — Estoy listo — me miró con desaprobación.

— Sube al auto — asentí, no quería enojarlo más.

En cuanto me subí al auto, me puse el cinturón de seguridad.

— Aidan, no puedes estar entrando a la escuela a la hora que se te antoje — regañó.

— Es la primera vez... — me miró por el retrovisor, — está bien, no lo es. Pero casi nunca llego tarde, solo las veces que me desvelo y trato de no hacerlo, no medí mi tiempo bañándome — papá negó.

take a breath || Aidan GallagherWhere stories live. Discover now