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"Siempre hay algo bueno en este mundo, y que vale la pena luchar."

JRR Tolkien, Las dos torres.

[Tiempo después.]

El día que lo recibieron en esa manada no espero encontrarse con lo que encontró.

Era algo pequeña, pero bastante avanzada. Todos eran educados y la mayoría de los habitantes eran adultos o ancianos. Por lo que ambas cosas le resultaron contradictorias aunque ellos hubieran aprendido a convivir con los avances de la tecnología.

Fue obligado a quedarse en una casa con una familia, al menos, hasta que consiguiera el lugar donde hacer su casa.

Opto por vivir a las afueras del centro. Más alejado de los demás. Pero lo suficientemente cerca como para que cada vez que compre algo pueda ir y venir en unos veinticinco minutos.

Fue lo más razonable.

Su casa no era algo demasiado grande. Estaba hecha de madera y tenía todo el estilo de una cabaña. Con una pequeña escalera en la entrada, barandales, una gran entrada y ventanas. Habían flores que decoraban su casa. Flores que había plantado con paciencia y mucho tiempo.

Le costó, pero logró acostumbrarse a su nueva vida.

Trabajar no fue tan difícil para él. Trabajaba cinco días a la semana en una panadería y los sábados cuidaba algunos niños de la manada para que sus padres tuvieran tiempo libre.

Trató de interactuar todo lo que pudo con los niños, así que pronto se ganó el cariño de todos en la manada. Pero él, no lo hacía porque quisiera a los niños, si no, para saber como debería cuidar a su hijo. Seguía cuidando y conviviendo con cada niño a pesar de que estos crecieran, porque por lógica el suyo también lo haría y aunque tenía esperanzas de encontrarlo pronto, no quería dejar fuera la posibilidad de encontrarlo de grande.

Ese año en el que tuvo que acostumbrarse a la manada, tuvo a Blaise buscando a su hijo.
La última vez que se vieron le había entregado el papel con la información. Pero al parecer, encontrar esa manada era más difícil de lo que imagino.

Preguntó en la manada e incluso busco en la biblioteca del lugar pero esa manada parecía no existir. Nadie sabía nada de ella. Pero era claro. El Consejo no había utilizado el nombre de la manada, o eso pensaba, ninguna manada podría llamarse "D. D".

Cuando el año se cumplió y pudo salir de su manada. No lo hizo. Porque aún no se sentía preparado para abandonar el único lugar que le brindó protección.

Pero no fue olvidado. Porque la familia de Kyle lo fue a visitar muy seguido.

Blaise llevaba a su familia muy seguido para que lo conozcan y aceptarán como parte de su familia. Aunque él no estaba interesado en pertenecer a su familia.

Aunque claro, la verdadera razón por la que Blaise iba tan seguido no era para ayudarlo y mantenerlo al tanto de la información sobre su hijo (aunque si hacía esto), si no más bien, tratar de salvar su relación con Alan.

Porque claro. Blaise quería que Alan y él volvieran a estar juntos.

Y aunque el Alfa comenzará con todo un cortejo para conquistarlo, Sam no tenía tiempo para eso. Solo quería a su hijo. No tenía ningún otro interés. No importaba que a esa edad su Omega se muriera de ganas por tener contacto con el Alfa de Alan. Quería centrarlo en lo realmente era importante para él. Su hijo.

Aun recordaba la primera conversación sobre los hechos que habían mantenido.

Flashback.

No puedes juzgarme por lo que hice.

No lo hago. Entiendo que la esperanza de tener un padre te cegó. Era algo que nunca tuviste y anhelabas tener. Pero aún así, entendiendo tus razones y todo, no puedo perdonarte.

Lamento haberlo hecho. Mi intención no fue hacerte daño en ese momento.

Imagino que no, pero si no hubiera pasado eso... Todo habría sido distinto.

Prometo cambiarlo.

Es imposible cambiar el pasado.

Pero es posible cambiar el futuro. Prometo que estaré aquí para ti.

No puedes prometer esas cosas. Porque cuando las cosas se pongan difíciles...

Te apoyaré, porque aunque no lo conozco, quiero a ese niño.

¡Tú no puedes...!

Si, porqué tú lo quieres, y si tu lo quieres yo lo quiero. Porque te quiero a ti completo. Y tú luchaste por mi hasta el cansancio, y aún más allá de ello. Así que ahora lo haré por ti... Ganaré tu amor y lucharé por ti. Me toca demostrarte mi amor.

Sus mejillas se sonrojaron y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Fin del flashback.

A fin de cuentas se había dado a la idea de que Alan no se alejaría de él.
Aunque se lo había pedido en reiteradas ocasiones.

Él estuvo allí, en cada momento que pudo. Lo vio llorar de desesperación cada que no habían nuevas noticias sobre su hijo. Lo había soportado cuando le gritaba toda clase de cosas.

Había estado allí, sin alejarse ni un poco, sin reprocharle nada. Con una pequeña sonrisa al final diciéndole "Todo estará bien".

Fue allí cuando se dio cuenta, lo mucho que había crecido su pequeño Alfa que para ese entonces, ya era más alto que él.

Chasqueo la lengua, tratando de ignorar sus recuerdos y observo como Kyle jugaba en su patio. De vez en cuando, Blaise lo llevaba a su casa para que ambos sigan juntos.
Él nunca se alejó realmente. Siempre que pudo volvió a él. Kyle le confiaba muchas cosas, le hablaba y contaba todo. Aunque no siempre hablara, sabía que lo hacía más que con el resto.

Sin embargo, comenzó a notar algún extraño comportamiento en el menor a medida que crecía.

Podía ver como a veces lo olfateaba, o cuando entraba a esa habitación arreglada para su hijo, buscando la manta en la que fue envuelta para olfatearla.

El niño parecía interesado en el bebé.

Siempre pareció interesado. Desde incluso antes de que naciera.

Mientras más pasaba el tiempo, más cambiaba todo a su alrededor.

Todo cambiaba.

A excepción de una cosa.

Su esperanza.

Hijo de Omegas.Where stories live. Discover now