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“Desconocemos el amor de los padres, hasta que tenemos a nuestros propios hijos.”

Henry Ward Beecher.

[Meses después.]

—La cena.

Dejó el plato frente al niño sentado en la mesa, tomó asiento frente a él y se apoyo con cansancio sobre su mano, la otra, fue inconscientemente a su panza en crecimiento.

El niño lo apuntó con curiosidad. Kyle aún no hablaba.

—Ya comí, descuida, come tú.

Mentiras.

Odiaba las mentiras pero era la única forma de mantener al niño.

Luego de su horrible encuentro con Alan decidió volver a la ciudad, llevando consigo a Kyle.

Trabajo muchas noches en la prostitución, venta de drogas, lo que sea, tomó todo lo que pudo para sacar dinero rápidamente y poder rentar un pequeño departamento en un barrio barato.

Sabía que no era el lugar para criar a un niño y llevar un embarazo no deseado pero era todo lo que podía hacer. Más aún cuando su vientre comenzó a crecer, las cosas comenzaron a dificultarse.

Tal vez él podría tener hambre pero no dejaría que Kyle tuviera hambre, y aunque trato de acabar con el embarazo nada dio resultado. A esta altura era tarde para hacerlo.

El apartamento contaba simplemente con una habitación que ambos compartían junto a una cama mediana que ambos utilizaban, un baño en frente de tamaño pequeño y una sala-cocina

Los objetos allí dentro pertenecían a un antiguo dueño que dejó sus cosas hacia ya mucho tiempo.

Como no podía hacer más conservo todo lo que encontró.

Una caricia en su estómago lo sacó de sus pensamientos pero se relajo al ver que solo era Kyle acariciando su gran panza.

Ambos acariciaron suavemente sintiendo leves movimientos.

Sabía que el momento de tener ese bebé se acercaba y eso lo aterraba de forma horrible pero allí estaba, con una sonrisa fingiendo que todo estaba bien.

Un beso en su panza y el niño lo miró unos momentos.

—Lo sé, prometo volver temprano ¿Si? Ve a acostarte.

Una vez que él se fue, tomó sus cosas para salir.

Desde que había entrado en esa etapa del embarazo se dedico a vender únicamente. Aunque si, siempre teniendo miedo de ser atacado o asesinado.

Desde que tenía a un niño a cargo y un bebé en camino toda forma de pensar cambió, o la mayoría. No sentía miedo antes, no como ahora.

Sentía que todo había cambiado tan repentinamente...

Cada día comprendía más a su madre y temía horriblemente que sucediera lo mismo con él.

Pero no, él no abandonaría a los niños.

Sacudió su cabeza para comenzar con su trabajo.

Su horrible trabajo.

[Horas después.]

Apoyado contra la fría pared, dejando que el agua cayera sobre él quitando todo rastro del jabón, sus lágrimas caían, una tras otra... Sus brazos apretando fuerte y sus cortas uñas rasguñando lo que podían.

La rabia y desesperación lo hacían llorar de esa manera.

Se sentía tan solo y abandonado.

Y esos eran los momentos en los que quería abandonar todo y dejarse caer en el profundo sueño eterno.

Su vida se había convertido en una pesadilla de la que jamás podría escapar.

Pero, el suave toque a la puerta lo hizo secar sus lágrimas y respirar profundo, se abrazo a sí mismo sintiendo aquellas pequeñas patadas.

—Kyle, ve a la cama, ya acabo.

Ya no podía mentirse... Kyle era la única razón por la que aún seguía en pie, porque no, él no quería a su hijo, sabía que el pequeño ser no tenía la culpa de que su padre fuera un doctor que violaba niños pero no podía evitar sentir odio por él.

Sin embargo... No repetiría su historia. Sabía que su madre lo quería pero no sabía como demostrarlo.

Él le daría a ambos niños todo lo que pudiera, buscaría la forma en que no acabarán como él.

—¿Lo ves? Ya está.

Dijo cuando entró a la habitación terminando de secar su cabello.

Con cansancio se acostó junto a Kyle y lo tapo con la manta de mejor forma antes de acariciar su rostro.

—Sabes que no tienes que esperarme despierto, volveré, lo prometo, no te dejaré aquí nunca, no estarás solo, pero tienes que dormir, no puede ser que cada que vuelva aún estés despierto, es de madrugada. Es demasiado tarde para ti.

El niño negó bostezando y abrazando el estómago de Sam cerró sus ojos quedando dormido en segundos.

Sam acaricio suavemente el cabello del niño unos minutos antes de acomodarse para dormir.

Todo estaba tan tranquilo...

Lo estaba...

Hijo de Omegas.Where stories live. Discover now