Hijo de Omegas.

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"No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas."

Paulo Coelho.

—Sammy. —Un picoteo en su mejilla. —Sammy.

Abrió sus ojos lentamente, aquel pequeño Alfa lo observaba desde arriba.

Estaba sobre él.

—Quítate.

Empujó al Alfa quien quedo a su lado.

Se sentó. No es que estuviera molesto. Él solo tenía ese humor siempre.

—Tenemos que salir de aquí.

—Yah, solo... Déjame... Levantarme.

Suavemente se levantó, le dolía la espalda.

—¿T-Te sientes mal?

—Solo me duele la espalda.

El pequeño Alfa observo al Omega. Si bien, a él no le dolía la espalda, era gracias al Omega. El cual utilizaba como almohada. Se sentía culpable, ya que por su culpa, el Omega tenía dolores.

—¿Q-Quieres que...?

—No, gracias. Mejor solo vamos a... Salir de aquí.

Ambos tomaron precauciones y lograron salir de allí.

Caminaron por el largo del bosque. Sin rumbo o idea alguna.

—¿Qué haremos?

—No lo sé.

El pequeño Alfa comenzó a imaginar mientras caminaban.

Una casa bonita, con muebles en su interior y comida en la nevera. Un lugar tranquilo para descansar y disfrutar de la compañía del otro. Dónde ambos vivieran tranquilos, siendo felices juntos.

—¿¡Me escuchas idiota!?

Golpeó su frente repetidas veces, y su primer reflejo, fue cubrir la zona agredida.

Lo observo haciendo un pequeño morrito.

Él se había perdido en sus pensamientos.

—¿Por qué hiciste eso?

—Porque no respondías.

—¿Y qué es lo que querías?

—Te preguntaba si querías descansar un poco para pensar en que hacer.

Cuando se puso a pensar en ello, sintió el dolor en sus piernas... Las observo.

Todos los pequeño cortes en ellas que poco a poco comenzaban a arder.

—Si, por favor.

Ambos se sentaron el pasto.

Si bien el día a penas comenzaban ellos no tenían planes algunos.

No tenían de quién correr.

No tenían que buscar comida.

No tenían que refugiarse de una lluvia.

Solo sentarse y observar el cielo.

—¿Buscaremos un hogar?

—¿Para qué quieres un hogar?

—Para vivir allí... Y sentirme... —Su tono de voz disminuyo notablemente antes de susurrar. —Seguro.

—Escucha idiota. —Lo observo, con notable molestia en su rostro. —Tu no quieres un hogar. Los hogares simplemente son una mierda. No tendrás seguridad, no tendrás libertad, no tendrás nada. Un "hogar" no es aquella posesión que tanto imaginas, es un maldito objeto que perderás en cualquier instante, un maldito objeto que no te pertenece. Solo te tienes a ti, si no te sientes seguro con ello entonces jamás te sentirás seguro con nada. No necesitas algo o alguien quién te haga sentir seguro y completo, porque se irá, solo te necesitas a ti.