Capítulo 6: Compartiendo momentos

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Luego de varias conversaciones con sus amigas y varios intentos fallidos de huir de la decisión ya tomada, Nanami se dispuso a invitar a Miyuki a almorzar con ella en la semana siguiente y, con su timidez a tope, rezaba para que el momento no llegara. A pesar de las increíbles ganas que tenía de pasar más tiempo con él, su corazón no dejaba de palpitar fuertemente solo de pensar en el hecho.

Tenía miedo de que sus nervios provocaran un silencio prolongado o que solo pudiera tartamudear. Nunca había sentido tanto desconcierto e inseguridad, aunque comprendía que clase de persona era Miyuki y tenía fe en que no la pondría en una situación incómoda, no podía controlar su inseguridad.

El plazo terminaba el día siguiente. Mio y Yoko le desearon suerte antes de volver a casa. Nanami se dispuso a ir a ver el entrenamiento, acercarse a Miyuki y proponerle la idea, en cuanto vio que hubo un chance, lo llamó un instante.

—Emmm, Miyuki-kun.

—Oh, Shimokawa san. Hola, ¿cómo estás?

—Estoy bien, emm ah... yo

—¿Pasa algo?

—Bueno, la verdad es que... quisiera pedirte algo.

—Claro. Si está en mis manos. ¿Qué puedo hacer por ti?

—A partir de mañana, Yoko y Mio van a estar ocupadas con las actividades de su club por un tiempo y no podrán almorzar en el salón... Quisiera saber si... pudieras acompañarme y almorzar conmigo. Puedo preparar un bentou para ti también. Me encanta cocinar, no sería un problema... Espero no estar siendo muy insistente.

Miyuki se quedó en silencio por algunos segundos, con una mirada pensativa en su rostro, como si estuviera analizando cómo responder. Nanami, un poco preocupada por su respuesta, tenía una mirada llena de ansiedad e incertidumbre, se estaba imaginando una respuesta negativa. Su corazón latía cada vez más rápido y aquellos pocos segundos le parecieron una eternidad.

—No tendría problemas con acompañarte.

—No te preocupes, sé que estás muy ocupado, o tal vez ya has hecho planes con Kuramochi kun, lo entien... ¿has dicho que sí?

—Sí, he dicho que sí. Me sorprendió mucho cómo tu conversación y mi respuesta dejaron de coincidir. Fue raro.

—Lo... lo siento, mi mente iba a mil por hora y en algún momento, al parecer, mis pensamientos y la realidad se disociaron un poco.

—Ja ja ja, no creo que eso sea un poco; pero, cambiando de tema, ¿seguro que estarás bien?

—¿Con qué?

—Haciendo otro bentou, me refiero, debe ser difícil traer peso extra en la carpeta.

—¡Oh! No te preocupes por eso. A veces traigo para las chicas también cuando quiero que prueben mis recetas, no es tan pesado.

—Está bien si es así... Ya tengo que volver al entrenamiento, nos vemos mañana.

—Sí, claro. Hasta mañana.

—Ah, y... estaré esperando con ansias

—¿Eh?

—Nunca antes había tenido la oportunidad de probar lo que cocinas. En las clases de economía doméstica se rumora que tu comida sabe genial, por eso espero con ansias a que llegue mañana.

—Gracias, me esforzaré para que quede delicioso entonces.

—Adiós. —Miyuki se despidió con una sonrisa en su rostro.

—Mm, adiós. —Nanami, por su parte, se quedó embelesada por un momento, y mientras lo miraba alejarse, una sonrisa se dibujó en su rostro.

Durante todo el camino a casa no dejó de sonreír. Iba a poner todo su corazón en ello, era la oportunidad que estaba esperando. No podía creer que lo hubiera hecho, Yoko y Mio no se lo iban a creer. El día siguiente sería el momento de la verdad, rezaba una y otra vez para poder vencer a sus nervios nuevamente.

Daiya no Ace_Miyuki no koibanaWhere stories live. Discover now