Capitulo 26.Cena romántica

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Maratón 1/4

***

Narra _____ 

Listo, hemos terminado.murmuré y puse la última bola del árbol. Encendí las luces y me aparté un poco para verlo mejor.

¡Quedó hermoso!— gritó Skylynn.

Si, ha quedado muy bien.asintió Hayes.

Me volteé para ver a Nash y éste se había dormido en el sofá mientras abrazaba a un oso de peluche. Sonreí y recogí las cosas que estaban fuera de su lugar. Mi teléfono sonó y lo tomé de la mesa.

❝— ¿Aló?

______, que bueno que contestas.—se apresuró a decir Luke del otro lado.

— ¿Haz hecho algo malo?— alcé una ceja ante su agitado tono de voz.

— No, por supuesto que no.—suspiró.— Tengo una emergencia doméstica.

— Por emergencia doméstica ¿a qué te refieres?

— Ven y lo verás.—jadeó.— Por favor, en serio te necesito.

— Está bien, le avisaré a Lucy e iré.

— Gracias, hermanita. Te estaré esperando.—dijo y cortó la llamada.

— ¡Lucy!

— ¿Si, cielo?

Llegué a su lado en la cocina y tomé las llaves del auto.— Necesito ir con urgencia al departamento de mi hermano, ¿puedes cuidar a los niños por un par de horas?

— Claro, no hay problema. ¿Ha ocurrido algo malo?— preguntó con preocupación.

— No lo sé, según él es una emergencia doméstica.—reímos.

— Está bien, ve tranquila. No olvides abrigarte.

— Claro, Lu.—besé su mejilla y caminé hasta la sala.

Skylynn dirigió su mirada a mi y me coloqué un abrigo.— ¿Saldrás?

— Si, linda. Pero no tardaré, creo.—acaricié su cabello y miré a Hayes.— No la pierdas de vista.

Skylynn bufó.— No me perderé, Lucy también está en casa.

— Es igual.—reí y cogí una bufanda.— Nos vemos chicos.

Salí de casa y me monté en el auto. Durante el camino pensé en los muchos problemas que podría tener mi hermano aunque, en algunas ocasiones, el solía exagerar. Pasé por un Starbucks y decidí comprar algo, no había nada que un buen café no pudiera resolver.

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— ¡______! Hasta que llegas, estoy de los nervios.—gruñó Luke y me dejó pasar a su departamento con algo de prisa.

Quité mi abrigo y lo deje en el perchero.— Vamos, Luke. No puede ser tan malo.

— Claro, porque no conoces la magnitud del asunto.—bufó.

— Pues... hasta entonces, ¿quieres café?— alcé el pack con las bebidas.

— ¡No quiero nada! Necesito tu ayuda, no la del café.—murmuró con desespero y me lo arrebató todo de las manos.

Suspiré y me lancé al sillón.— Bien, me harté. ¿Qué es lo que tanto te preocupa?

— Bueno, ¿recuerdas a Sofí?

Operación: Niñera [Nash Grier y tú]©Where stories live. Discover now