Capítulo 29 - Parque de atracciones

Começar do início
                                    

—Hora de hablar a qué atracción vamos primero. —Antes de que Tim se ponga a gritar, le interrumpo—. La del cañón primero, lo recuerdo. —Odié esa atracción la última vez que vine. Su estructura imita la de un cañón porque, supuestamente, te lanza. Claro que al final es sólo un tren pequeño, un vagón más bien, que sale a gran velocidad de una estructura con forma de cañón y que luego pasa a gran velocidad entre haros. Al llegar a la cima, tiene una caída en picado. Suplicante, miro a Jayden—. ¿Quieres esa?

—Claro.

—Perfecto, ¿te llevas a Tim a esa? —Lo pido con mi mejor y más inocente sonrisa.

Antes de que Jayden pueda decir algo, Lily habla.

—¿Esa es la que nos recomendó Asher, verdad? ¿Podemos ir? ¿Por favor?

Eso me sorprende. Supongo que había visto a Lily comportarse de una forma tan inocente siempre que no me esperaba que ella fuera de las personas a las que les gustan las atracciones fuertes. Al menos todavía tengo a Arthur quien, en silencio, trata de no mencionar ante Tim -porque ambos sabemos que Tim sólo se reirá en su cara de decirlo-, que no se atreve a subirse a esa.

Siendo sincera, tampoco yo.

—Claro que podemos ir —le responde Jayden.

Me pregunto, por la forma casi tan ofendida de Jayden de responder, si alguna vez le habrá dicho que no a Lily. Claro que ella aparenta ser más... ¿cómo decirlo? Que no da la sensación de que vaya a pedir algo que sea una mala idea. Ella no es como mis hermanos. Ni como la mayoría de niños, si soy sincera.

—Si os gustan a todos las atracciones fuertes, ¿por qué no vais a algunas de esas mientras Arthur y yo vamos a otras y nos encontramos después? —propongo.

No quiero estar esperando horas de cola por atracciones en las que no me voy a subir y tampoco quiero escuchar a Tim quejarse cuando nos toque elegir una suave. Si Jayden no lo sospecha todavía, poco le queda para entender que le he pedido que venga, en palabras generales, para vigilar a Tim mientras yo iba con Arthur -y creía que también con Lily-, a atracciones más suaves. Tim, además, se portará mejor si Jayden está cerca, al menos de él no acostumbra a salir corriendo.

—¡Sí! —grita Tim, después mira mal a su hermano—. Eres un miedoso.

—Cállate, Timothy —suelto sin pararme a pensarlo. Me sale solo. Cuidar de Arthur me sale de forma automática. Me vuelvo hacia Jayden—. ¿Entonces? ¿Nos dividimos y nos juntamos a mediodía para comer?

Faltan tres horas, lo que quiere decir que con suerte montaremos en cuatro atracciones en ese tiempo, pero suficiente para que mis hermanos se cansen y luego me dejen más tranquila. Después de eso y de que cada quien haya atacado las atracciones que más le gustan, podremos hacer algo más relajado. La cosa ahora es que Tim pierda esa emoción huracanada.

—De acuerdo —acepta Jayden—. ¿Vamos hablando?

—Perfecto, pero, ¿Jayden?

—¿Sí?

Miro a mi hermano una vez más, parloteando con Lily a nuestro lado.

—No le pierdas de vista ni un sólo segundo —susurro para que mi hermano no se dé por aludido, no sería bueno que tuviera algo que le retara como es el desaparecer en el menor tiempo posible—. No te fíes de él. Si sonríe o si habla con suavidad, es que está mintiendo y, si ves que no deja de mirar a su alrededor, en el momento en el que deje deshacerlo es que ya ha tramado algo y va a ponerlo en práctica. Si le desatiendes sólo un...

Jayden apoya ambas manos sobre mis hombros.

—Relájate —pide. Con eso, baja también su voz—. Confía en mí, no va a pasar nada.

Compañeros de delitosOnde histórias criam vida. Descubra agora