Toda regla tiene su excepción | DaiSuga

551 41 74
                                    

Género: G.

Tema: Nombre(?

Notas: No puedo creer que llevo desde EL DIECISÉIS DE FEBRERO sin publicar un one-shot de Haikyuu!!, shame on me, pero aquí hago mi regreso(? con una pequeña idea que tuve gracias a un Excel que encontré con MUCHÍSIMA información bastante útil de los personajes, equipos y demás, donde descubrí algo extra sobre el nombre de Suga, a los días me puse a pensar en ese detalle y se me ocurrió algo que debía escribir. También anuncio que lo subo hoy como mi regalo de cumpleaños para Tamarindo_amargo 💜 (mi intención era que fuese una actu de NELQE, pero no me daba tiempo sfdakjlfj), (tiene muy buenos fics de HQ!! también, por si quieren extenderle la fiesta 👀👌🏻).

PD: Ya casi (otra vez) llego al mes sin actu de NELQE y sé que habrá varios que lean este OS que siguen ese fic, así que lo digo acá. Estoy ATRASADÍSIMA con la tesis y tengo hasta el 4 de octubre para entregarla completa, así que, a menos que me dé un buen arrancón de inspiración como para que pueda con un montón de escenas en pocas horas, dudo que haya actu antes de eso ;;;;-;;;; pero sí puede que me aparezca con drabbles/one-shots (sean de HQ!! o de HypMic, que son en los que ando escribiendo ahora) mientras tanto como señales de vida~

 Estoy ATRASADÍSIMA con la tesis y tengo hasta el 4 de octubre para entregarla completa, así que, a menos que me dé un buen arrancón de inspiración como para que pueda con un montón de escenas en pocas horas, dudo que haya actu antes de eso ;;;;-;...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A Sugawara no le gusta su nombre. Quizás no sea una verdad muy impactante, dada la cantidad de personas que tienen el mismo desagrado —que, en muchos de los casos, no es más que un padecimiento sin verdadero peso—, pero no es algo que haya dejado indiferentes a quienes se han enterado. Tampoco lo ha expresado explícitamente delante de tanta gente, no es como si alguien por fuera de su familia no fuese a llamarlo por su apellido al principio. Es un hecho que sale a relucir solo si la conversación da lugar a compartirlo.

A su familia no le gusta que les recuerde ese dato. Es una de las pocas experiencias tensas que comparte con sus padres, por tonto que parezca el tema. Que no lo repita, que no permita que llegue a oídos de sus abuelos o se entristecerán. Su lado más rebelde a veces piensa que ellos debieron pensarlo antes de nombrarlo así si no querían que él fuera el entristecido, luego le causa gracia la ironía que eso supone de parte de alguien identificado con el ideograma de la piedad filial.

Ama a sus abuelos, pero, en serio, ¿piedad filial? ¿Qué niño podría crecer en paz con ese nombre? Aunque estuvo bien en sus primeros años escolares, las burlas llegaron en cuanto aprendieron a leer en kanji y, desde entonces, siente que cualquiera —no adulto— que lo llame así es con intención de burla. Ni siquiera podía defenderse sin mentir. ¿Que su nombre parece escogido por ancianos?, ¡pues esa es la verdad!

Él mismo duda que algún día vaya a tener sus propios hijos a quienes nombrar, pero, en un escenario donde sucediera, no le agradaría la idea de dejar una tarea tan importante como el nombramiento de un bebé a alguien que no sea uno sus padres. ¿Por qué su familia materna tiene la tradición de que sean los abuelos quienes decidan eso y por qué su familia paterna permitió su perpetuación? ¡No lo siente justo! No todos llegan a ser progenitores, y eso ni siquiera les garantiza vivir lo suficiente para conocer a sus nietos —si es que con suerte existen en el futuro—, ¿por qué quitarles la única oportunidad segura que tienen? ¿Deben conformarse con escoger el de las mascotas?

Su disgusto es lo que hace que sea el único entre los de tercero que no es llamado por su nombre. Ni siquiera Nishinoya, que pocos frenos tiene en hablar con plena confianza hasta con recién conocidos, se ha referido a él de esa manera. Si quieren algo más amistoso, quédense con el apodo salido de su apellido a la mitad. Suena bien y, por sobre todas las cosas, le gusta.

El problema viene cuando, meses después de ser novios, a Daichi se le ocurre susurrar un Koushi a solas, o quizás sea más válido decir que se le ha escapado sin ser verdaderamente consciente de la voluntad de su lengua en el instante que se separó de la suya. Su respiración se detuvo por unos segundos, también temió que algunas cosas —físicas y conceptuales— descendieran; mas no se le dio el tiempo suficiente para formar una opinión de qué sensación le causaban esas sílabas en esa voz en especial. Además, solo fue en ese instante, porque el resto de jadeos continuó siendo como de costumbre, así que no le prestó tanta atención.

El problema se intensifica cuando, con el paso de las semanas, el episodio se repite justo al final de una cita. No es a media voz contra sus labios, es a un volumen casual mientras se despiden en su cruce de siempre. Esa vez, Daichi se aleja muy pronto como para darle chance de reclamar luego de superar el impacto. Al menos puede pensarlo en el par de cuadras hasta su casa.

Hay conflicto, por supuesto que debe haberlo. Es su novio, ¿qué esperaba? Es lógico. Tarde o temprano, un apodo que no es más que una forma corta de llamarlo por su apellido se quedaría corto. Una pareja buscará intimidad, algo único, distintivo. Si solo Daichi le dijera Suga, quizás sería diferente, pero incluso algunos jugadores de otros equipos lo han escogido como su forma de referirse a él. ¿Qué más opción le queda? Entre otro apodo y su nombre, es obvio hacia dónde se inclina la balanza.

El problema es peor cuando se da cuenta de que, en realidad, no sabe qué pensar. Solo le permite a su familia llamarlo por su nombre porque, vamos, no hay de otra, casi todos somos Sugawara o Suga-san o Suga-chan o Suga-kun o simplemente Suga, y porque confía en todos, está seguro de que ninguno —ni siquiera la minoría cercana a su edad— lo pronuncia con burla; pero ¿no es igual con Daichi?

Hay confianza, claro que está presente. Debería darse por sentado, ¿de qué otra forma podrían tener una relación sana? Es lo correcto. Si sigue su razonamiento, no hay motivo por qué prohibirle a Daichi llamarlo así, como sus abuelos decidieron por todos poco antes del inicio. Que no le guste queda pequeño. Con todos los factores a su favor, algo así parece un capricho al nivel del berrinche de un niño malcriado —y, si se permite divagar un poco, puede que todo su rechazo permanezca aún a estas alturas con él por la parte infantil que cada quien guarda dentro, porque han sido años desde la última vez que alguien rio al leer sus kanji—. ¿Por qué tendría que molestarse? Es indiscutible de qué lado del espectro está su novio.

El problema se soluciona por sí solo al llegar a esa conclusión. La siguiente ocasión en que el nombre prohibido escapa de su boca, él solo le sonríe contra su hombro mientras aumenta la presión de sus brazos a su alrededor. Por fin ha encontrado a la excepción de la regla.

¡Uno más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora