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Una semana después, y Jimin ya podía notar el avance de la infección.

Su herida, a pesar de no ser muy grande, estaba totalmente negra y olía bastante mal. Ya no le dolía, sin embargo, le picaba muchísimo; tanto como para que fuese imposible no mantener sus uñas alejadas de la herida y estar rascándosela todo el tiempo.

Justo como en ese momento.

—¿Podrías por favor dejarte eso en paz? —su padre le mira la herida con cierto asco y el menor frunce el entrecejo, irritado.

Desde que había llegado, sus padres sólo seguían siendo los mismos imbéciles de siempre que hasta su respiración los hacía irritarse. Los ojos de su madre habían expresado una absurda y extraña combinación de tristeza y asco mezclados cuando por fin lo tuvo en frente. Y su padre... él sólo había pasado de él y le dijo que eso se ganaba por ser un rebelde y que estaba castigado.

Y desde entonces, ninguno se atrevía tan siquiera a tocarlo. Como si el sólo hecho de observarle los fuese a contagiar.

—Eso intento, no es tan fácil —le responde toscamente y su padre le lanza una mirada déspota.

—Entonces inténtalo más fervientemente.

nekroneuralis ─ jikook/kookminWhere stories live. Discover now