Roseville, Parte 2.

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-¿Estas segura de que esas son tus ordenes? -pregunto por cuarta vez el confundido guardia que se encontraba cuidando la puerta del consejo. El edificio de enorme envergadura tenia tres pisos de altura, era similar a un viejo castillo, de piedra lisa y finos detalles exteriores, pero sin tantas torres ni ventanas. Este enorme bunquer de color gris claro estaba cerca del centro de la ciudad, establecido en un recinto cercado de vallas de piedra del mismo tono y rodeado por verdes pastos. A su izquierda, la hermosa casona de los D'Rame, y frente a ambos edificios, el enorme lago que marcaba el centro mismo de la ciudad, reflejando la luz de la gran rosa bicolor.
Lila se acomodo el cabello con delicados toques, apretando los labios debido a la frustración que le causaba la situación.
-¿Cuántas veces más vas a preguntarme lo mismo? El Señor Claus D'Rame me ordeno llevar a la señorita Mi Young y al joven Jean Canavar hasta su oficina al llegar. Si no me crees entonces puedes ir a comprobarlo con él -soltó con voz potente. Solo esas palabras bastaron para que la cara del guardia vestido con un traje rojo y negro se desfigurase.
-Ay, señotira, realmente lo siento, pero el señor Idkar me dijo estrictamente que nadie debía ver a sus señorias antes del juicio de esta tarde, sobretodo... -el guardia se veía bastante aproblemado con la situación entre manos, tanto que evitaba mirar a Lila a los ojos.
-¿Sobre todo que? -preguntó la vampira con algo de enfado.
-Sobre todo un cuervo... Ah, lo siento, señorita Lila, yo... -su frase terminó en un susurro, incómodo por sus propias palabras.
-Vamos, vamos, si te preocupa tanto, solo envía a uno de tus amigos a por tu jefe, seguro el puede conducirnos hacia el alcalde, ¿no? -interrumpió la pequeña Mi Young antes de que la cosa se pusiera peor- ¡Hasta tenemos una carta de permiso firmada por el mismo Claus! Ya veras tu como se pone él cuando se entere de que temes más a las palabras del halcón que a las suyas...
El hombre suspiro, cerrando los ojos. Con un simple movimiento de la mano izquierda le indico a sus compañeros para que abrieran la puerta, derrotado.
Del otro lado de esta, un espacioso salón de suelo blanco y paredes altas les esperaba, este daba la impresión de estar dividido en tres secciones, dos del mismo tamaño y una más pequeña. Esta última correspondía a un luminoso pasillo en el centro, que conducía hasta el salón de justicia principal, acompañado por dos puertas de madera oscura a sus costados que eran abrazadas a su vez por dos escaleras que daban a pasillos en el segundo piso, custodiadas a todo su largo por más de 12 guardias.
El lugar era muy bonito, brillante y pulcro, las paredes eran de un tono balco sucio detalles en dorado y negro tanto en las paredes como el en piso. Jean y las chicas se metieron por la puerta de la derecha y recorrieron el pasillo pequeño de paredes marrón oscuro. Jean se sorprendió sobre todo del silencio que reinaba el lugar, como si todo el edificio estuviese vacío. No era un ambiente muy natural, mucho menos para un lobo acostumbrado a escuchar los sonidos del bosque y de la ciudad cada día. El pasillo donde estaban tenía lucez redondas en el techo, y doce puertas por lado, cada una con un grabado diferente en ella. El pequeño grupo, se detuvo frente a la última puerta a la derecha, contra la cual, Lila, dio unos suaves golpes con los nudillos, rompiendo el silencio. Esperaron, diez segundo después, la puerta se abrió, y Jean dejó de respirar.
Frente a ellos se alzaba imponente una delgada pero atlética figura masculina, enfundada en un elegante traje negro y azul de aspecto victoriano. Sus ojos, tan dorados como los de Jean, enmarcados entre largas pestañas negras, se fijaron sobre la pequeña vampira Lila, y luego sobre sus acompañantes.
«Claus D'Rame...», pensó Jean, respirando profundo, definitivamente su precencia era más importante en vivo y en directo, sólo sus ojos reflejaban ese aire de superioridad y desinterés propio de su personalidad.
-Señor -saludo Lila con una leve reverencia- Traje a la señorita Mi Young y a su amigo, como usted solicitó.
-Puedo verlo, querida.. -susurro, examinando a Jean de pies a cabeza. El lobo no supo que hacer, teniendo al vampiro tan cerca solo podía esperar lo peor- Ah... Que extraña sensación... -dijo él, dándose media vuelta y volviendo dentro de lo que parecía ser su oficina. Jean la recordaba de la video llamada de días anteriores, aunque ahora el lugar estaba mucho más organizado y ya no había papeles esparcidos por el piso como antes.
-¿Algo le perturba, señor? -le preguntó su asistente, acercándose a Claus, quien se apoyaba sentado sobre su mesa, observando a Jean con el rostro serio.
-Si estas ocupado podemos esperar afuera... -le susurro Mi Young, escurriendose de entre los brazos de Jean y cayendo al piso con suavidad- Podemos pasar a ver a Lian y a Sung Mi...
-No, no no no no -el vampiro suspiro, volviendo hasta la puerta donde el lobo seguía parado. Con delicadeza alzó la barbilla del lobo para mirar su cara, girandola en todos los sentidos posibles como buscando algo en su rostro- ¿Nos conocemos tu y yo? Hay algo.. algo en ti.. Que me resulta molesto, familiar... Y molesto...

Lazos Eternos [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora