Lazos Eternos [Terminada]

Te diré si te arrepientes.

Lunes y Martes pasaron sin mayores percances, a excepción de lo ocurrido con Thomas quien había discutido también con su hermana por la situación que reducía significativamente el interés de los cachorros de unirse a su manada por la cual tuvieron que disculparse ambos con Libni y Matt, quien no les creyó ni una palabra pero acepto permanecer con ellos por un tiempo, después de todo no tenía muchas opciones por ahora.

─hum... tal vez... ¿diez? ─dijo Mi Young, logrando que Libni hiciese pucheros por un momento.

─¡Claro que no! ¡Ya le dije que tengo catorce! Usted me cree, ¿verdad señor Jean? ─las largas pestañas blancas del niño titilaban despacio con esperanza. Jean no podía negarse a eso.

Alargo la mano entonces por sobre la mesa redonda de la cafetería, revolviendo el cabello Libni a modo juguetón.

─¿Lo ve? El me cree ─bufo, cruzándose de brazos y girándose a la izquierda para dar la espalda a Mi Young.

─See... pero también piensa que te vez mucho menor ─respondió Mi Young, echando un trozo de carne en su boca.

Libni gruño, hablando nuevamente en un idioma desconocido para los dos con los que compartía la mesa.

El comedor estaba repleto de personas aquel día pero la mayoría de ellos no estaba allí para comer, si no más bien para entregar volantes de clubes y conversar con los nuevos estudiantes en un intento desesperado por convencerlos de unirse a ellos. Ni Jean ni Mi Young tenían real interés en eso y coincidían en que los alumnos debían esperar hasta la siguiente semana para promover los clubes pero al parecer estos estaban dispuestos a trabajar a las personas mucho antes de las inscripciones, algo que Matt había llamado la "estrategia Halley" a modo de broma.

─Este lugar se parece mucho a la ciudad natal de mi madre ─dijo Libni con una sonrisa de nostalgia antes de soltar un suspiro cargado de dulzura.

─¿Este bullicio? ─Mi Young se acomodó el cabello, mirando a todos lados sin ver más que un montón de estudiantes alborotados.

─Sip! Es muy similar a Ragha, una de las cinco ciudades principales de los cuervos. Siempre hay mucha gente gritando y robando y bailando... Oh! Muchos vuelan por sobre tus cabezas muy rápido y otros cantan y a veces se forman peleas increíbles! ─la voz de Libni sonaba emocionada al contarles aquello. Le gustaba mucho pasar tiempo con Jean y Mi Young porque ninguno de ellos decía cosas malas sobre sus padres o sobre su condición de mestizo como en Storm y por sobretodo amaba la forma en la que podía hablar sin preocuparse por ser golpeado.

─Eso suena... ¿encantador? ─pregunto la chica mirando a Jean quien tomo su móvil para enviarle un mensaje.

«Suena encantador, para el. Debe tenerlo en las venas o algo, el amor por los delitos~ jaja », cuando termino de leer el, muchacho a su derecha se encontraba devorando sin rastro de elegancia una pierna de pollo frito, afirmándola con ambas manos al igual que Libni quien se concentraba en comerse unos trozos de carne de cerdo de los que ella había llevado.

─Ugh... son unas bestias! ─dijo, llevándose las manos a las caderas.

─Si no te apresuras no comerás nada~ ─canturreó el pequeño al moverse suavemente de un lado a otro, provocando que su capucha negra cayese hacia atrás.

Su cabello estaba atado en coletas pequeñas a la altura de la nuca las cuales siempre ocultaba tras un gorro o capucha para evitar recibir molestos comentarios sobre ello de parte de los demás estudiantes. Libni se había vuelto muy tímido e inseguro en el poco tiempo que llevaba viviendo entre los lobos, lo que no era algo muy común considerando que la mitad de su sangre correspondía a la raza de los cuervos, conocidos por su desvergonzada forma de proceder y nulo amor por las reglas. Era extraño pensar que alguien pudiese romper la confianza de un cuervo la cual estaba fuertemente cimentada en la irresponsabilidad y la diversión. ¿Cómo habían logrado los Halley romper el espíritu despreocupado y juguetón de un cuervo joven dejándolo solo como un niño pequeño y asustado?