Llamada

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—¡Jean! —grito Violeta, corriendo desde el fondo del patio hasta quedar a la mitad de este, donde Jean se encontraba observando su trabajo con el club de jardineria.
El la saludo alzando la mano torpemente. Tenía el móvil en el bolsillo delantero de la camisa, por lo que no podía comunicarse con la chica frente a él del todo bien.
—Jean, ¿Llamaron? —pregunto ella, asomándose a mirar tras de Jean, donde un adormilado Libni se apoyaba en Matt al avanzar.
—Ah! Matt! preguntaba a Jean si llamaron —repitió ella, esperando que su pareja pudiese contestarle.
—¿Quien debería llamar? quiere saber —comento el pelirrojo algo perdido también, señalando a Jean con el índice y abrazando a Libni que dormitaba de pie.
—El Takaarem(Supremo Jurado) —suspiro la pequeña chica, mirando a Jean con súplica.
«Ah~ cierto, ya lo había olvidado», envío al chat grupal, que solía estar en su pantalla casi permanente.
Violeta gruño, dándole un golpe suave en el hombro; el movimiento hizo bailar las cuentas de sus cortos cabellos negros, chocando entre ellas.
—Se más serio! —reprocho Violeta, cruzándose de brazos.
—Es cierto, señor Jean, si esto tarda más, me quedaré sin manada por el respeto de la vida —Libni arrastró las palabras, pero se las arregló para comunicar su idea y ganarse un abrazo de parte de Jean por su lindura natural.
«Diles que no se preocupen, hablaré con Mi Young para que me ayude. El trámite está tardando más de lo habitual​... Llamaremos al consejo y veremos qué hacer», pidió a Matt, despidiéndose con la mano de los tres antes de entrar en el edificio.
Siguió el dulce aroma de la gumiho hasta la biblioteca, un poco alejada de donde estaba antes, y aprovechando que tenían una ventana grande hasta la próxima clase, le hablo de la preocupación del grupo y le pidió que se comunicase con el llamado Kalet, de su móvil.
—Le envié un mensaje a su teléfono. Seguro contestará pronto... Últimamente siempre está jugando con el. —comento Mi Young, como si se tratase de un típico adolescentes de este siglo.
Sorprendentemente​ para Jean, quien imaginaba a los famosos gemelos D'Rame como hombres de treinta años, blancos como fantasmas y vestidos a la antigua, el celular de Mi Young vibró sobre el estuche sobre el cual estaba apoyado luego de no más de cuatro segundos. En la pantalla tenuemente iluminada se leían claramente más palabras "Vídeo llamada entrante" en letras blancas.
Mi Young contesto sin miramientos, dando la bienvenida a un joven de piel rosada que sonreía con delicadeza mientras sostenía el móvil en alto. Sus ojos amarillos se parecían a los Jean y su cabello negro estaba atado en una cola a la altura de la nuca, por lo demás, llevaba el cabello corto y una chasquilla algo rizada hacia la izquierda. Lo más sorprendente para el lobo fue su vestimenta, compuesta y por una elegante pero juvenil camisa blanca con botones negros, y lo que parecía un pantalón de vestir de tela, contrastando con lo que se esperaría de un vampiro de más de 700 años.

—Tsk, ¡mira quien se ha dignado a aparecer! ...como si no hubiese tenido ya suficiente de su apestosa familia —dijo de entrada, de forma despectiva mientras depositaba el móvil en una especie de pedestal sobre un escritorio. Podía verse una puerta de madera rojiza a sus espaldas con un símbolo similar a un signo más y algunas estanterías con libros enormes de colores junto a uno que otro adorno de cristal, pero nada más.

—Je... ¿alguien recordó que tiene sangre de perro? —comento Mi Young, palabras que hicieron desaparecer la sonrisa altanera del sujeto en menos de un suspiro. 

—¿Y tu olvidaste que eres una zorra asesina come hombres? —sonrió amplio, acompañando sus palabras con un elegante ademan con la mano derecha, lo que la chica contesto con una sonrisa divertida.

Dicho eso, tomo la manga izquierda de la camisa que se encontraba vacía, algo en lo que Jean no pudo evitar fijarse. No estaba muy seguro si ese sujeto cruel e hiriente en palabras fuese en realidad Claus D'Rame, pero, definitivamente le faltaba el brazo izquierdo, como contaba la leyenda y el lobo no lograba apartar sus ojos la manga. Jean se centro tanto en sus pensamientos, que olvido que Claus podía verlo hasta que escucho una ligera tos hecha para llamar su atención viniendo desde el aparato electrónico. La incomodidad se hizo presente en el muchacho quien, había estado mirando como el hombre tras la pantalla cortaba la manga con ayuda de unas tijeras, y hasta había puesto mala cara al ver la piel llena de horribles cicatrices en donde antes había estado el brazo del vampiro.

Lazos Eternos [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora