Capítulo I

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En el gran palacio del rey Admes Arques se escuchan gritos agonizantes pidiendo vida. El rey Admes baja de su caballo, se quita el casco que adornaba su cabellera oscura, sus caballeros lo observan sin decir nada, pues se encuentran cansados por la guerra de la que acaban de regresar. Una sirvienta aparece ante todos.

-Gloria al rey de Peodonia –Hace una reverencia ante él.

-Hola Sierra... -Su semblante se suaviza apenas ve a las demás doncellas de la casa junto a los demás siervos -¿Qué sucede? ¿Por qué se reúnen todos a recibirnos...? –Pero se ha percatado que no todos se encuentran ahí. -¿Dónde está Agatha? –La falta de presencia de su esposa lo alarma.

-Mi señor, no se preocupe –Lo intenta calmar el mayordomo –La señora está en cama, ella está dando a luz.

Tanto el rey como los caballeros lucen sorprendidos por tremenda revelación.

-Pero...aún faltaba para... ¿Es enserio Liberto? –El mayordomo le sonríe y asiente con la cabeza, para Admes ser padre siempre ha sido su gran sueño, una gran sonrisa adorna su rostro -¡Mis queridos caballeros, seré padre!

Unos sonoros gritos golpean las paredes del palacio, Admes los deja en la entrada del palacio y corre hacía la habitación donde su mujer se encuentra, sube las escaleras que ahora le parecen eternas hasta que por fin llega al pasillo donde la habitación está, apenas da un par de pasos para llegar frente a la puerta unos lloriqueos llenan sus oídos.

Aquellos significan vida. Nunca antes se había sentido tan lleno, tan feliz, como si todo lo anterior a esto fuese insignificante, por fin su vida estaría llena.

La comadrona abandona la habitación limpiando sus manos con una tela vieja, se percata del rey poco después y le sonríe.

-Es una belleza de niña. –Le confirma.

Para un rey siempre será más importante dar a luz a un varón que a una mujer pero para Admes eso no importaba, había visto como su padre abandonaba a sus hijas en un castillo a lo lejos del palacio e incluso ofrecía a unas para crear lazos con otras ciudades pero para él, el simple hecho de tener a alguien con su sangre, con la sangre de su esposa, aquello lo hacía feliz, inconmensurablemente feliz.

-¿Cómo está Agatha? –Pregunta esperando que su mujer también se encuentre estable.

-Bien, cansada por supuesto pero créeme, parece que ha florecido apenas ha observado a su pequeña –Responde la comadrona –Por cierto Admes...quizá deberían llamar a la bruja esa...

-¿A... Kuk? Dices que... ¿Por qué debería? –De nuevo un sollozo proveniente de la bebé llena sus oídos.

-Mira Admes...la pequeña ha nacido un mes antes de su lo pensado y tu mujer ha estado débil desde que te fuiste a la guerra porque ha temido por tu vida sin embargo ¿La has escuchado? Está rebosando de vida, respira como cualquier otro bebé sano, pesa incluso más que otros...deberías llamar a Kuk para que lea su futuro, los dioses no son tan generosos con nadie, con ningún mortal, ten esto en mente.

Sin decir más aquella mujer abandona lo deja solo en el pasillo, ella tenía razón, era muy raro que su pequeña haya nacido en esas condiciones y aunque fuese así, nacería con algún mal sin embargo...

-¡Rey Admes! –La puerta se abre mostrando a la doncella de Agatha, Silvia –Oh...esto...no esperábamos su regreso.

-La guerra ha dado fin, por lo menos para nosotros –Mira detrás de Silvia, una tenue luz entra en la habitación.

-Oh...la señora me ha pedido que vaya a prepararle algo, quiere alimentarse bien para la bebé.

-Bien, entonces ve. –Ella hace una pequeña reverencia antes de marcharse, él entra a la habitación con una gran sonrisa que se agranda conforme observa la escena.

Agatha sosteniendo a su pequeña en brazos, la mujer levanta la cabeza solo para toparse con la presencia de su esposo.

-Por los dioses...Admes ¿Cómo...? –Unas cuantas lágrimas caen de sus ojos.

-No hagas eso Agatha, asustarás a la pequeña... -Sus ojos viajan de su esposa hasta su hija, quién solo está ahí, respirando. Ese simple hecho lo vuelve feliz, él se acerca a ambas y las admira en silencio.

-¿Quieres sostenerla? –La pregunta lo aturde por un momento pero nada lo haría más feliz ahora que poder sostener a su pequeña en brazos. Asiente con la cabeza, a Agatha le causa gracia ver cómo actúa. –Bien, pos tus brazos así –Ella le indica como colocarlos y él sigue sus órdenes al pie de la letra –Eso, ahora...te la daré.

Con lentitud su esposa se la entrega, ambos procurando no lastimar a la niña, ya en brazos la observa determinadamente, había caído en conclusión desde muy pequeño que las mujeres eran hermosas por naturaleza sin embargo, al ver los brillantes ojos verdes de su hija se sentía en armonía, una gran paz le ejercían aquel par de perlas.

-Tiene los ojos de mi madre –Afirma con la voz adolorida, su madre fue una mujer fuerte que siempre velo por su bienestar incluso si eso iba en contra de su padre –Agatha cuando yo te conocí dije que eras la mujer más bella del mundo y lo afirmo, sin embargo ahora has dado a luz a alguien que te hará competencia –Ambos sonríen.

-No Admes, para mí no hay cielo ni mares que se comparen con la belleza de nuestra pequeña...

La paz se ve interrumpida cuando varios gritos llenan sus oídos, la pequeña reacciona a ellos empieza a sollozar, Admes se la entrega a su madre, deposita un beso en la frente de ambas y se dirige a donde el bullicio.

Ahí estaba ella. La tenebrosa bruja que había predicho quién sería el sucesor del antiguo emperador. Kuk.

-Dile a tus asquerosos hombres que me dejen pasar, Admes –Incluso sus palabras sonaban agresivas, toscas y hostiles.

-¿A qué se debe tu visita, Kuk? –Pero él, como rey de no podía dejarse tratar así.

-¿Crees que estoy aquí para tomar café contigo y tu esposa? –Ella chasque al lengua –Tu hijo, Admes, lo que me atrae aquí es tu sangre, ahora agradecería mucho que me soltaran.

Admes suelta un suspiro pero ordena que la suelten, ella sube hasta donde se encuentra él.

-Ha sido mujer, Kuk, tus demonios te han dado la noticia mal.

-Sé que no ha sido varón pero desde ahora lo será ¿Entendido? –Sin esperar respuesta alguna camina hasta la habitación donde se encuentra Agatha, abre la puerta y entra interrumpiendo la interacción madre-hija.

-¡Pero que linda imagen han pintado aquí! –Exclama con felicidad fingida, su semblante se vuelve sombrío –Dámela.

***Estoy aquí, con ésta nueva historia que se desarrollará lentamente y con un trama diferente a lo que estábamos (me incluyo xD) acostumbrados, espero sea de su agrado, les quiero <3

P.D: Créditos de la imagen a Eric Marty ***

AvyannaWhere stories live. Discover now