CAPÍTULO II

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El viaje a la ciudad de Ruvhac desde la ciudad principal era aproximadamente ocho horas, ocho horas sentado sólo para separar la iglesia principal donde se realizaría mi matrimonio. Era cierto que esa iglesia era hermosa y única, igual que esa ciudad.

Mi padre al ser del consejo superior dictaminó que sería en Ruvhac este acontecimiento, porque también debía hablar con el consejo de esa ciudad y aprovecharía la ocasión para hacerlo.

Uno del consejo me recibiría en su casa para estar más cómodo, ya que por ser hijo de una autoridad no lo creía propio quedarme en un hotel.

¿Son puras tonterías? Sí, absolutamente.

Por fin había llegado, hacía frío y el cielo amenazaba con llover. Estacioné mi auto fuera de esa gran casa y bajé, me acerqué a la entrada y sentía algo raro en el pecho, quería gruñir y no sabía la razón.

Toqué la puerta y esperé a que abrieran, pronto se apareció una sirvienta y bajó la mirada como respeto, pasé a la casa encontrándome con muchos alfas y sólo dos omegas asustado.

Era un omega con rasgos finos, moreno y un...chico muy hermoso, esa belleza no se comparaba con nada. Mis dedos picaban por tocarlo y mi nariz quería hundirse en su cuello para deleitarme de su olor.

Omega. Mío. Proteger. Demandó mi alfa y negué, esto no debería estar pasando.

Se supone que yo no tenía destinado, o eso es lo que siempre creí y justo se aparece cuando voy a casarme en unos meses. Demonios.

— ¿Qué les hacían a esos omegas?. — pregunté con molestia.

— Eso no importa, son omegas de sangre sucia y no son para nada importantes. — el alfa que tenía agarrado a ese hermoso chico lo soltó. — Ya sabes, queríamos divertirnos un rato. — sonrió de lado, quería borrar esa sonrisa de un golpe. — Ustedes, largo. — demandó y los omegas se fueron corriendo.

¿Quiénes eran?. — pregunté.

— Son los que limpian la casa, es la primera vez que los vemos. — se encogió de hombros. — Ven vamos a sentarnos. — pasó su brazo por mi hombro y me condujo hacia la sala principal. 

A veces no entendía el comportamiento de algunos alfas, la verdad es que no lo hacía. Está bien que tengan poder y eso, pero es que nada justificaba que traten a los omegas como se les pegue en gana, ellos no son objetos y sobre todo no importa si son o no de sangre pura, es lo que menos importa.

Ellos me hablaban todo lo que tenían y lo que no, eso realmente me irritaba , yo sólo estaba allí para coordinar mi jodida boda y no para hablar de nuestras posesiones. Los interrumpí en medio de su amena charla e inventé una excusa para poder salir de ahí y una vez logré mi cometido, conduje hacia el centro de la ciudad, necesitaba conocer cuan mágico era ese lugar como decían.

Mi celular vibró dentro de mi bolsillo y contesté mientras bajaba del auto.

—Dime, Caro, ¿Pasa algo, mi vida?. Los del consejo de esta ciudad aburren, son unos cretinos.— bufé ante el recuerdo de como trataron al omega.

Nuestro omega.

Según mi alfa, aquel chico era nuestro pero no es verdad, de seguro ha de estar con alguien o yo que sé.

—Espero que vuelvas pronto, amor, estoy a pocos días de entrar en celo y te necesito.— ronroneó detrás de la línea y me sentí raro, en otras ocasiones me hubiera encendido como un caldero pero esta vez no pasó nada.

—No me quedaré mucho tiempo, volveré a tiempo, mi vida, ya verás.— suspiré. —Volveré lo más pronto posible.

—Eso espero, de verdad te quiero aquí ahora mismo.

—Yo también. —alcé la mirada y me encontré con ese omega lindo de mirada azul. — Te llamo luego, estoy algo ocupado.—dije sin pensar y corté sin dejar que contestara.

Guardé mi celular e hice que el chico distraído chocara conmigo provocando que casi caiga, pero para eso estaba yo, evité que cayera agarrándolo de la cintura quedando así nuestros rostros cerca. Sonreí e hice que se parara bien, este me miraba con asombro y sus ojos brillaban, eso hizo que me hechizara más esos orbes azules. 

—Louis, no adivinas a quien me encontré...—habló un omega detrás de él, era el mismo con el que estaba en la casa de uno del consejo,llamó la atención del omega de ojos lindos e eso hizo que volviera a la realidad.

— G-Gracias. —sus mejillas se pusieron de color carmesí y eso me causó ternura.

—Harry, soy Harry Styles. — le sonreí con amabilidad.

—Bueno, un gusto señor Styles, yo soy Louis, Louis Tomlinson.—sonrió sin mostrar los dientes y unas pequeñas arrugas se formaron al lado de sus ojos.

— Tu nombre es muy bonito, omega.

— Gracias, señor.— bajó la mirada en señal de respeto al igual que el otro omega.

—Sólo dime Harry. — sugerí y éste negó.

— Usted es de raza pura, no tenemos derecho ni siquiera de hablar con usted. 

—Pues yo te ordeno que me llames por mi nombre y que me mires cada vez que me hablas porque esos ojos azules que tienes me fascinan y no me agrada la idea de no verlos.

—Me siento muy halagado, señor pero eso va en contra de lo que demandan los supremos, si me permite debo volver a casa.

—Yo los llevo.

—Lo siento que interrumpa esta conversación pero no puede llevarnos, señor, no lo haga si no quiere vernos muertos mañana.— intervino el omega.

—Si...lamento ser una molestia.—ellos pasaron a mi lado con la mirada hacia el suelo y el olor del omega llamado Louis quedó en el ambiente, eso causó que respirara hondo, sé que lo que haré estará muy mal pero es inevitable no hacerlo.

Louis Tomlinson será mi omega y no pararé hasta lograr mi cometido.

Me opondré a mi padre si eso es posible.

「𝙁𝙤𝙪𝙣𝙙 𝙔𝙤𝙪」©ミ 𝙇𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙎𝙩𝙮𝙡𝙞𝙣𝙨𝙤𝙣 (𝙎𝙞𝙣 𝙚𝙙𝙞𝙩𝙖𝙧)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora