Capítulo 40: 8 años más tarde

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Clarke salía de trabajar después de terminar su turno en la unidad de psiquiatría infantil del hospital Arkadia. Hacía tres años que trabajaba en esa unidad, desde que había terminado la carrera de psicología.

Nunca se había imaginado siendo psicóloga pero después de su experiencia a los dieciséis años, y lo mucho que le costó superarla, después de muchas visitas a psicólogos y grupos de apoyo, decidió que ella también quería hacer algo por esos niños que no siempre lo tienen fácil en la vida por culpa de malas personas.

Sus buenas notas en su curso final del instituto, y haber terminado el bachillerato con una media de 9,3 le permitió conseguir una beca completa para cursar sus estudios en la universidad de la ciudad. No era Harvard, Princeton o Yale, pero tenía un buen programa académico y además compartiría sus horas de estudio con sus dos mejores amigas, que también habían conseguido becas para cursar ahí sus estudios. Raven había cursado una ingeniería informática y Octavia, que había conseguido su beca gracias a sus buenos resultados en los campeonatos de King Boxing del instituto, cursó un grado en Deporte e hizo ganar a la universidad varios títulos en King Boxing.

Nada más terminar sus estudios todas encontraron trabajo. Raven como programadora para una empresa de informática, y Octavia combinaba un trabajo en una escuela con un trabajo en un gimnasio, pese a que su sueño era montar el suyo propio en algún momento.

Clarke por su parte consiguió un contrato de cuarenta horas en el ala de psiquiatría infantil del hospital de Arkadia, donde había cursado sus prácticas, que combinó durante dos años con sus estudios en una maestría de psicología infantil y cuando lo terminó realizó un postgrado de un año en psicología de estrés postraumático. Su especialidad no eran las enfermedades mentales como podían ser esquizofrenias, sino que más bien había orientado sus estudios y se había especializado en trastornos de la conducta en niños derivados de acciones externas: maltratos, violaciones, abandonos... En el hospital trabajaba junto con un equipo multidisciplinar que incluía un psiquiatra y una enfermera y entre los tres preparaban la estrategia a seguir en cada caso y evaluaban los resultados y en caso de ser necesario modificaban su programa de tratamiento. Durante su jornada laboral en el hospital combinaba las sesiones con los niños que tenía asignados junto con atención psicológica en el resto de hospital, como por ejemplo la llamaban cuando un niño que había sufrido un accidente y necesitaba de soporte psicológico ya fuera como paciente o como acompañante, o cuando alguno se tenía que operar o se tenía que dar algún diagnóstico malo.

Pero su trabajo no terminaba ahí, cuando terminó su máster, al disponer de más tiempo, empezó a colaborar con una asociación para víctimas de bullying y llevaba un grupo de niños y adolescentes que habían sufrido bullying en la escuela donde cada uno hablaba de su experiencia y entre todos buscaban soluciones y se daban apoyo, reuniéndose una tarde a la semana durante noventa minutos. El grupo, así como la asociación, era gratuito y todos los involucrados trabajaban sin cobrar.

Pero ahí no terminaba el trabajo de Clarke. Cuando Clarke terminó su maestría en psicología infantil, empezó a trabajar en la clínica El Arca. No era lo que se entiende como un hospital sino más bien un centro donde atender de urgencia a la gente sin recursos que no tenía un seguro médico y por lo tanto no tenía muchas opciones de ser atendidos en los hospitales. Ella trabajaba una noche a la semana dando soporte psicológico cuando era necesario, ya fuera para una víctima o para un familiar. En El Arca era en el único sitio donde atendía a pacientes de toda índole y no se centraba únicamente en los niños. Su decisión de trabajar allí fue motivada por el hecho de que siempre había tenido esa necesidad de ayudar a los que no tenían nada, puede que el que ella no hubiera tenido mucho cuando era niña la hubiera condicionado a querer ayudar por poco que fuera a los demás,< pero el caso es que pese al escaso sueldo que le ofrecían nunca se había planteado dejar que trabajar allí, ya llevaba un año y seguía al pie del cañón.

Caminos Entrecruzados (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora