Caminos Entrecruzados (Clexa AU)

Capítulo 7: Clases Particulares

Ese día cuando Clarke llegó a casa siguió su rutina de siempre, ducha, merienda con su hermana y un rato para hacer deberes y estudiar, pero además ese día informó a sus amigas de los avances en su plan con Lexa. Pero estas no quedaron conformes en que se lo explicara a distancia ya que tenían que verla y que les contara todo con pelos y señales, así que finalmente quedaron para el viernes a la tarde y así ponerlas al día de todo lo acontecido.

A sus padres les informó que al día siguiente empezaría las clases particulares con Lexa y que en principio las harían los martes y los jueves, y que durarían un par de horas. También les informó que en un principio las harían en casa de Lexa pero que no se preocuparan porque tenía una parada de autobús cerca.

Su padre le dijo que si se le hacía tarde él pasaría a buscarla al salir de trabajar pero Clarke le dijo que no era necesario. No tenían coche porque no se lo podían permitir así que su padre pasara a buscarla significaría que tendría, no solo que esperar a que saliera de trabajar, sino que ambos tendrían que ir en el autobús, cosa que le parecía una tontería. Además si empezaban las clases particulares nada más llegar a casa después del día lectivo no tendría porque salir muy tarde de casa de los Woods, lo que significaría esperar a su padre bastante rato, y seguramente a Lexa no le haría ninguna gracias que estuviera con ella más tiempo del pactado.

Por su parte Lexa le comunicó la noticia a su madre que le dijo que le dejaría cuarenta dólares en su habitación para que se los diera a Clarke al finalizar las clases. Y además le informó de que a lo mejor no estaría en casa ya que tenía cosas que hacer, sin especificar que cosas eran esas. Aunque a Lexa realmente le daba igual, aunque poco parecía haber durado eso de que su madre iba a controlarla, pero posiblemente no hacía mucha falta ya que la amenaza ya había sido hecha y si no se ponía las pilas capaces eran de cumplirla. Esos últimos días Lexa empezó a pensar que seguramente ambos se alegrarían de que así fuera, de que se fuera interna y desapareciera de sus vidas durante meses enteros y así no tendrían que preocuparse por ella, incluso los últimos días pensaba que se habían arrepentido muchas veces de no hacerlo desde que empezó su educación escolar.

Al día siguiente Lexa abordó a Clarke antes de que saliera a desayunar.

- ¿Cómo quedamos para después? – Le preguntó.

- Hola. ¿Cómo estás? Yo muy bien, gracias por preguntar. – Dijo Clarke a modo de respuesta.

- ¿Qué? – Dijo Lexa desconcertada.

- ¿Ni siquiera eres capaz de decir hola? – Preguntó Clarke.

- Hola. ¿Cómo quedamos? – Dijo Lexa con voz burlona.

- Sigue así y a lo mejor no quedamos. – La amenazó Clarke ante el tono de burla, tono que no le había gustado y que no estaba dispuesta a tolerar.

- ¿Lo siento? – Dijo Lexa en un tono neutro. - ¿Cómo quedamos después?

- Cuando suene el timbre de la última clase nos vamos a tu casa. – Dijo Clarke pensando que era lo más obvio del mundo.

- Esto... Vale. – Dijo Lexa algo insegura. – Quedamos dos calles más arriba. En el cruce.

- ¿Qué? – Exclamó Clarke sin creerse lo que estaba oyendo.

- Te recogeré allí con el coche. – Añadió Lexa.

- ¿Así es como me respetas? – Dijo Clarke. – Todavía no hemos empezado las clases y ya me estas menospreciando y te dije que no pensaba tolerarlo.

- No quiero que nos vean salir juntas. – Dijo Lexa encogiéndose de hombros.

- No lo estás arreglando... - Murmuró Clarke de mala leche.