XVII. Puntos flacos.

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La frustración no tardaba en hacerse presente. Si algo odiaba Kya, era fallar y hacerlo tantas veces seguidas la sacaba de quicio. Azor era un buen maestro, sabía muy bien como convertir los continuos fracasos de la syyala en motivación. El fuerte temperamento de la joven era como una llama que ardía intensamente, cada fallo que cometía era como un leño que la alimentaba más y más. De ese modo, cuanto más fallaba, más anhelaba el éxito y más ganas le ponía al entrenamiento. Rendirse no entraba en los planes de Kya. Tampoco en los de Azor.

Kya no era estúpida y sabía (en parte) adaptarse a distintas situaciones. Cuando una estrategia no le servía, la descartaba y generaba un nuevo plan. Pero nunca era capaz de pillarlo desprevenido. El cazador siempre sabía perfectamente como contrarrestar sus movimientos y volverlos a su favor.

—Eres veloz de movimientos pero no de mente.

Kya frunció el ceño y sin molestarse en responder, disparó un puñetazo en dirección al rostro de Azor. Este lo bloqueó con insultante facilidad, tan solo agarrando su puño. Le retorció el brazo, sometiéndola como haría con un verdadero rival. La syyala cayó de rodillas sobre la tierra húmeda.

—¡Ay, ay, ay!—se quejó aún inmovilizada.— ¡Suelta!

El cazador la liberó y ella lo recriminó con la mirada.

—Tienes que buscar los puntos flacos de tu rival, en lugar de lanzarte a atacar sin pensar. Es lo más básico que tienes que aprender.

—Como si tú tuvieses puntos flacos.

—Los tengo, igual que todo el mundo.

—¿Ah sí? ¿Y cuáles son?

Azor rió entre dientes.

—Eso lo tendrás que averiguar tú misma si quieres derrotarme.

Kya puso los ojos en blanco y se levantó soltando un bufido.

—No sé como tumbarte.

—Esa es la gracia.—respondió burlón.— Venga, vuelve a intentarlo pero esta vez con cabeza.

La syyala se sacudió como bien pudo el polvo y el barro de la ropa. Lo miró de arriba a abajo y pensó en como atacarlo sin terminar en el suelo otra vez. No se le ocurría como. 

—En un combate real solo tendrás una fracción de segundo para decidir tu estrategia. Tienes que agilizar la mente. Un enemigo real ya te habría matado.

—Ya voy, ya voy—dijo antes de lanzarse nuevamente al ataque. Como no sabía donde golpear, lo hizo al azar.

Como era de esperar, acabó de nuevo en el barro.

—Nunca avises a tu rival de que vas a atacar.

Kya resopló visiblemente molesta y golpeó el suelo con el puño antes de erguirse.

Azor le tendió la mano y ella se la aceptó a regañadientes.

—No te preocupes, son errores de principiante que dejarás de cometer con el tiempo y la práctica.

—Que asco.

—Paciencia.

—No, no quiero ser paciente.—protestó, muy irritada.— Quiero aprender a luchar bien. Nova sigue suelta y ni siquiera sé dominar mis poderes. Tengo que saber defenderme de un modo u otro.

Aquello tomó por sorpresa al cazador.

—Nova no puede ponerte la mano encima, Kya. Aquí en Ezestria estás a salvo.

Fox TearsWhere stories live. Discover now