Recuerdos segunda parte capítulo 3

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     A penas llegar de la escuela comía el almuerzo, para después ponerme a hacer mis obligaciones como alimentar a los peces, lavar mi uniforme, hacer la tarea y vigilar a mis hermanos para que hicieran sus deberes, también si había clientes o pedidos debía ayudar a mis padres a sacar peces y aliñarlos, su olor me desagradaba pero no podía librarme de hacer tal actividad pues era algo de lo cual vivíamos y debía de estar agradecida.

-Andrea – me gritó Elisa al día siguiente por la mañana cuando bajaba de la moto de mi padre, quien se despidió de mi con la misma frase.

-No hagas nada de lo que te arrepientas después – me dijo con su voz gruesa.

- Si – le respondí.

-Hola – saludo Elisa cuando llegó junto a mi.

-Hola ¿cómo estás el día de hoy?

-Bien gracias ¿y tu?

-Bien también.

-Pedí permiso para ir hoy a tu casa y ver los peces ¿crees que se pueda?

- Si, no creo que haya problemas, le diré a mis padres cuando llegué a casa.

-Que bien – dijo y me sonrió exultante – muero por que ya sea tarde.

-Jeje creo que tendrás que esperar unas horas.

- Lo sé – dijo lastimera – no importa, pasaremos el día de clases juntas como ayer – entrelazo su brazo con el mío y nos encaminamos hacia nuestro salón.

      A penas llegar a casa avise a mis padres que Elisa iría esa tarde a mirar comer a los peces en los estanques, no dijeron nada, sólo asintieron, era la primera vez que alguien de mi edad se interesaba por ver eso, ya que la mayoría de mis compañeros se burlaban de mi en ocasiones diciéndome que yo apestaba a pescado echado a perder, ya no me extrañaba, desde que iba en primaria sufría de ese tipo de ofensas, por alguna extraña razón me sentía nerviosa de que ella viniera a mi casa pues no sabía que impresión tendría al conocer mi hogar ya que la casa no era lujosa a comparación de la suya, Elisa llegó a mi casa a eso de las cinco y media de la tarde, yo fui quien la recibió y la presente a mis padres.

-Dice mi padre que si usted quiere, Andrea puede venir con nosotros a la escuela y regresar igualmente ¿Qué dice? – se dirigió Elisa a mi padre, poco después de que llegará.

-Estaría bien – dijo mi padre – pero iré a hablar con él, muchas gracias.

- De nada.

    Yo miraba la seguridad con la que Elisa se dirigía a mi padre, yo jamás me imaginaba hablando tan despreocupadamente con él, a mi era a quien más traía a mecate corto, por tener más obligaciones y si mis hermanos no cumplían con lo suyo debía ser yo quien lo hiciera, a mi era a quien más trataba con mano dura desde siempre, así que más me valía obedecer en todo y portarme bien.

- No sueles hablar mucho ¿verdad? ¿Por qué? – me pregunto cuando terminaba de mostrarle todos los estanques.

- No lo sé – respondí – supongo que así soy.

-¿Tienes novio?

- ¡No! Mi papá me mataría – dije con espanto – y tampoco me he interesado por ello.

- En todo caso no eres la única.

-¿Tu papá tampoco te deja tener novio?

-Jaja si, algo así – dijo riendo – tampoco es que yo muera por tener novio, todos son una bola de burros e idiotas – yo me solté a reír y ella también.

    La tarde se nos fue muy rápido de tanto platicar y de sólo mirar el atardecer, cuando me di cuenta ya debía de hacer mi último deber de la tarde y Elisa me acompaño yendo conmigo de un lado a otro, me gustó su compañía, era agradable pasar las horas a su lado, siempre me había sentido sola de alguna manera pues no tenía con quien hablar de cosas a fines.

VeranoWhere stories live. Discover now