ohsíohsí, ¡yeehaw! ah, no. 🤠 bueno, lo prometido es deuda.
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Habían pasado unos cuantos minutos desde que habían llegado a la habitación de YoonGi. Jeon había ignorado toda alarma de alerta dentro de su cerebro y las voces del pequeño JeonGguk vestido de ángel que le decía porqué no debía estarse aprovechando de su pequeño gatito.
En cambio, había estado más de acuerdo con el Jeon que tenía las orejas y la colita de un demonio incitándole a seguir con aquella situación.
Estuviera mintiendo si dijera que el alto no estaba disfrutando de aquello. Estaba casi seguro de que después de eso no iba a poder tocar a nadie más que no sea el delicado chico debajo de su cuerpo.
- JeonGguk...
Su nombre saliendo de los labios del pálido se había convertido en un glorioso sonido. No pudo evitar gruñir como un animal en celo y empujarse más contra YoonGi, haciendo jadear al pálido gracias a la presión en su entrepierna ya dura.
Y YoonGi no estaba mejor que Jeon.
Había abierto sus piernas completamente ansioso apenas tiempo atrás su espalda había tenido contacto contra la suave cama. Sintiendo su pequeña y virginal entrada contrayéndose con tan sólo pensar que después de tanto tiempo estaba siendo tocado de aquella manera por aquel glorioso hombre con el que se vió conviviendo cada día desde sus 16 años.
Las prendas comenzaban a estar de más, a cada minuto el calor era crecientemente insoportable, por lo que sin dudarlo el mayor se vió quitando aquella gran camisa para el cuerpo del joven y su propia camisa costosa, lanzando ambas prendas fuera de la cama.
Jeon jamás había captado una imagen tan hermosa en toda su vida. YoonGi tenía la cara roja y sus labios estaban hinchados gracias a los besos que había repartido en esos deliciosos belfos, sus pezones parecían haberse endurecido con sólo los roces entre sus pechos.
Quería tocarlo, sus manos estaban ardiendo por tocarlo, sus labios picaban por mantenerse de nuevo sobre aquella suave piel, y su polla dura, húmeda y condenadamente caliente palpitando por profanar su cuerpo.
Pasó sus dedos por el delicado y lampiño pecho, los dejó recorrer parte de la zona hasta que los llevó a uno de los rosados pezones recibiendo un suspiro endulzado de parte del pasivo. A pesar de las constantes negaciones acerca de lo que estaba haciendo, había una parte de su cuerpo que le decía que lo estaba haciendo bien, que no había nada de malo en ello y que lo que estaba pasando era normal.
Y Jeon sabía que lo que sentía hacia YoonGi era correcto y estaba más que bien. El problema estaba haciendo su poca capacidad para aceptarlo. Y aún así seguía.
Besó el cuello del cuerpo debajo suyo, comenzando a marcarlo con manchas rojizas mientras sus dedos estiraban y apretaban los pezones tratando de brindarle el mayor placer a YoonGi.
