Kuma 61

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Jimin tocó suavemente con su dedo índice la piel coloreada del mayor. Un escalofrío de dolor recorrió el cuerpo de Yoongi y apretó sus labios para no soltar una maldición.

—No si... Solo era el labio —refunfuño el menor observando las feas manchas violetas, azules y rojas sobre el abdomen del mayor.

—No si... No me lastimó —refunfuña de igual forma Yoongi mientras contemplaba el hematoma en el antebrazo de su pareja, igual de horroroso que el de él.

Suspirando Jimin tomó un poco de la crema que les compró su madre y la esparció suavemente en el torso de su pareja, en cada fea mancha que molestaba la pálida piel de su pareja.

—¿Duele mucho? —pregunto esparciendo lo más suave que podía la crema.

—Se ve feo pero no es tan así —aseguró apreciando las tiernas facciones del menor, quien estaba concentrado en su tarea.

—Déjame te ayudo, Hyung —dijo ayudándole a colocarse la camiseta y la chaqueta una vez que terminó.

—Ahora es mi turno —señaló palmeando al lado de su cama.

Jimin se sentó obediente y estiró su brazo con el feo hematoma donde los dedos de su padre quedaron marcados.

—Cómo me gustaría volver a golpearlo —pronunció Yoongi furioso de ver una marca en la piel de su pareja.

Antes de colocarle la crema dejó un suave beso en la piel lastimada, acelerando el corazón de Jimin con ese dulce gesto.

—Hyung, está seguro de que no quiere ir a médico —insistió el menor observándolo aún preocupado—. Sé que mamá ya lo vio y todo eso pero...

—Confío en tu mamá, Mochi. No es enfermera por nada —le guiña un ojo.

—Pero dijo que si le costaba respirar tenía que ir a la clínica —le recordó arrugando su nariz.

—Suerte que sí puedo respirar bien —sonríe terminando de esparcir la crema, entrelazo sus dedos.

El menor le observó con desconfianza antes de asentir lentamente con su cabeza. Inclinándose hacia adelante dejó un suave beso en los labios del pelinegro.

—Gracias por defenderme y detenerse cuando se lo pedí, a pesar de que quería seguir golpeándolo —murmura alejándose.

—Nada es más importante que tú, Jimin —aseguró—. Ahora, salgamos antes de que tu madre piense mal sobre todo el tiempo que llevamos aquí en la habitación.

—¿Por qué pensaría mal? —pregunto a la vez que se levantaba.

—¿Te acuerdas de lo que dijo cuando me vio apretar tu hermoso trasero? —arqueó una ceja, aun algo avergonzado de que lo atraparan.

Había sido un descuido, le gustaba ver las diferentes reacciones de su pareja cuando lo hacía, algunas eran tímidas, avergonzadas y otras enojadas.

Tenía que admitir que le gustaba su reacción enojada, como levantaba levemente su labio superior y entrecerraba sus hermosos ojitos mientras le señalaba con su dedo para seguido golpearlo suavemente en el pecho al estar avergonzado.

—Entonces solo deje de hacerlo Hyung, fue vergonzoso y mamá... Oh... Ya entendí —apretó sus labios mientras su rostro pasaba a consumirse en un tierno rojo.

—Sí, a eso me refiero —suspira dejando salir una pequeña risa. Tomó la mano de su pareja otra vez para salir a la sala.

Una desconfiada mirada se posó en ambos al salir, en especial sobre el castaño claro. Fue como si estuviera analizando todo en él, buscando algo.

KumamonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora