Kumamon

Kuma 54

Jimin rió ocultando su linda sonrisa tras sus pequeñas manos, haciendo un gran esfuerzo por no ahogarse con el trozo de pastel que había ingerido segundos antes de que al mayor se le ocurriera soltar un chiste.

La singular risa de Jin se vio interrumpida por él mismo al tomar una pequeña pausa para respirar.

—Ay Hyung... No diga chistes mientras como —pidió por fin pasando el dulce sabor.

—Espera, tengo otro —interrumpió mirando expectante al menor—. ¿Cómo se dice papel higiénico en japonés?

Jimin mordió su labio inferior, indeciso a contestar.

—No lo sé —susurró.

—Yoshikito kakita —el mayor estalló en risas junto al menor, ambos en su propio mundo.

—¡Hyung! —chillo el castaño claro sin poder dejar de reír, las risas de Jin solo lo incitaban a reír más, su pancita dolía de tanta risa.

—¡Tengo otro! —grito entre medio de una pausa para respirar.

—No Hyung... Por fis...

—¿Sabes como pide permiso súperman? —preguntó ignorándolo.

—... Ño.

—Con súpermiso, ¿entiendes? —volvió a reír junto al menor.

—Jin Hyung... Debemos dejar de reír... No puedo ver si rio —chillo intentando tomar una gran bocanada de aire para tranquilizarse.

Tristemente, su confesión sólo provocó que el mayor volviera a estallar en carcajadas e inevitablemente él también.

—Ah~... Eres tan tierno pequeño —expresó limpiando las lágrimas que se le habían escapado de tanto reír.

Jimin agradecía al mayor, cuando habían llegado al local se dio cuenta de las miradas disimuladas que se posaba sobre ellos, poniéndolo algo nervioso. Todo lo había olvidado en cuanto Jin comenzó a contar sus chistes, distrayendolo. Y... Se sentía bien.

—Tengo otro chiste... —empezó Jin sonriendo.

—Joder no —interrumpió una voz.

—Yoongi hyung —sonrió el menor hasta que sus ojitos formaron dos hermosas medialunas.

—Perdón bebé, si hubiera sabido que Jin estaba aburriéndote con sus chistes entonces me habria apurado —se excusó sentándose al lado del menor.

Internamente, estaba sorprendido y feliz por su pareja de verlo tan cómodamente y sin preocupación alguna.

—Nop, los chistes de Jinnie hyung son muuy divertidos —aseguró sonriente.

—Já —se mofó el nombrado—. Que tú no tengas sentido del humor no significa que Jiminnie tampoco tenga. ¿Y mi Nam? —preguntó observando a su alrededor.

—Estacionando el auto —respondió sin siquiera mirarle, toda su atención estaba en el castaño de lindos ojitos frente a él—. ¿Cómo estás Mochi?

Jimin dejó de comer de su pastel y observó a su novio, le sonrió suavemente y relamió sus labios.

—Estoy bien Hyung. ¿Cómo te fue a ti? ¿Su trabajo fue muy duro?

—Todo bien, nadie dio ningún problema —sonrió dejando embobado al menor.

Jin observaba todo recargando su rostro en una mano, la escena frente a él era tan dulce que no pudo evitar sacar su celular y tomar una foto, obviamente sin subirla a sus redes, a pesar de la tentación.