Beautiful World [ Drarry ]

XI (Parte 2)

Draco se despertó como si le hubiera caído agua fría encima. En un momento se había dormido profundamente, y al siguiente, con los ojos muy abiertos, y tenso, por un segundo, no podía ubicar lo que exactamente lo había despertado. Luego se dio cuenta de que Harry no estaba acostado a su lado.

— ¡Harry! —gritó, sentándose.

El otro chico estaba sentado al final de la cama, con las piernas dobladas, los brazos cruzados sobre ellas, y la cabeza descansando sobre las rodillas.

—No estaba seguro de que fueras a despertar —dijo en voz baja, casi reprochando.

Draco tragó profundo, el terror de no encontrar a Harry, lentamente se desvaneció en una vaga sensación de cautela.

— ¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que me dejaste anoche y estaba tan asustado cuando volviste y estabas sangrando y tenías marcas de mordeduras en el cuello.

Draco suspiró.

—Oh. No quise asustarte.

—Un vampiro, ¿no?

—Más o menos.

— ¿Más o menos?

—Harry... yo sólo... necesitaba...

—Nunca antes había visto un vampiro de verdad. —hubo una especie de indagación vacilante en su tono, y Draco lentamente cerró los ojos.

—No te gustaría —dijo en voz baja—. Son monstruos. Fríos.

— ¿Como una serpiente? —preguntó Harry, su voz suave, con una tenue diversión.

Draco abrió los ojos, lo miró y sonrió, aunque el esfuerzo fue inestable.

—No del todo —respondió—. Esa distinción está reservada para mí.

—Te lo dije antes —Harry exclamó, pero estaba sonriendo. Draco se preguntaba de dónde sacaba él, la fuerza para sonreír. Era el 30 de julio y al día siguiente sería su cumpleaños. Sus pensamientos fueron interrumpidos, sin embargo, porque Harry estaba allí de repente, con los ojos oscuros. Su voz, cuando habló, era baja, ronca y burlona—. No eres frío, Draco, sólo finges serlo.

—Ya no más. —argumentó Draco, un poco sin aliento al ver lo cerca que estaba Harry de repente, aunque no se estaban tocando.

—Ya no más. —Harry concluyó, sonriendo de una manera prometedora. Luego se inclinó hacia adelante y lo besó.

Fue un beso juguetón, más suaves mordiscos y bromas que nada, y cuanto más Draco intentaba capturar a Harry para cualquier tipo de beso significativo, más atrás se alejaba el otro chico, fuera de su alcance. Finalmente, Draco se retiró, exasperado. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Harry cayó hacia adelante, empujándolo hacia atrás y besándolo con fuerza, quitándole el aliento de sus pulmones. Asustado por el repentino cambio de juguetón a una furia contenida, Draco yacía allí, aturdido, y dejó que Harry lo besara. Era casi doloroso, y él levantó las manos, subiendo y bajando por la espalda de Harry, tirando de él, dejándolo lastimarlo si eso era lo que necesitaba, porque no tenía nada más que dar, excepto eso. No había nada más. Draco había prometido salvarlo, pero no podía hacer nada.

Los dedos de Harry le habían subido por el brazo, por encima del hombro, y ahora le acariciaban una y otra vez el costado del cuello, donde el vampiro le había mordido. Ya no había sangre allí, Harry debió haberla limpiado, y Draco sabía que las marcas se habrían desvanecido, pero aun así, los dedos de Harry rodearon su piel como si aún estuvieran allí. Casi como si estuviera tratando de restregárselas.