I (Parte 2)

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Hermione estaba a un lado, Ron al otro, y discutían sobre la cabeza de Harry de algo que él no se molestó en escuchar.

Ellos habían estado haciendo eso todo el año, discutir sobre su cabeza. Ron siempre había sido más alto que Harry, y Hermione había crecido mucho a lo largo del verano. Ahora ella era alta, aunque su cabello fuera todavía esponjado y su cuerpo aún muy delgado.

Harry apenas había crecido un poco. Todavía pequeño, delgado, pálido, con pelo negro salvaje, y bastante pelo facial para merecer afeitado una vez a la semana. Pero él no se preocupó. Él no se preocupaba por mucho, realmente.

Incluyendo Pociones, que era hacia donde caminaban, era la segunda vez que Harry casi muere ese día. Estaban caminando por un tramo de escaleras cuando esta empezó a cambiar, girando hacia la izquierda. Hermione y Ron, ya acostumbrados a este comportamiento, se detuvieron y continuaron su discusión de pie, esperando pacientemente a que las escaleras se detuvieran.

Harry no se dio cuenta y casi se salta el último escalón.

— ¡Harry! —gritó Hermione, y Harry vaciló en dar un paso, mientras miraba por encima de su hombro.

— ¿Qué?

— ¡Cuidado! Las escaleras se están moviendo.

—Oh. —Miró a su alrededor, vagamente sorprendido. Entonces miró hacia abajo y vio que un paso más lo habría llevado al vacío. Oh.

— ¿No te diste cuenta, Harry? —preguntó Ron, frunciendo el ceño, mientras la escalera dejaba de cambiar y continuaban su camino.

— ¡Casi te mueres, Harry! —Hermione exclamó.

—Al menos morir sería real. — murmuró Harry, demasiado silencioso para que ella lo escuchara.

— ¿Estás bien, Harry? —Hermione se preocupó, tocándole el brazo titubeante.

—Uno más hoy y estaré bien. — murmuró.

— ¿Un qué más? —preguntó Ron.

Harry no respondió. Un roce más con la muerte, por supuesto. Porque Harry ya se había dado cuenta de que eran tres veces al día. Y este era el tercer día. Tal vez la tercera vez en el tercer día tendría algún tipo de significado, y tal vez realmente moriría.

Extrañamente, Harry sonrió por primera vez ese día ante el prospecto.

***

—Esto —dijo Snape, momentos después, mientras golpeaba un gran frasco lleno de líquido de encurtido verde oliva sobre su escritorio— es una babosa carnívora. Muerta, por supuesto —hubo un coro de eews' en la clase, incluso algunos Slytherin miraban mal a la babosa, que era aproximadamente del tamaño de una de las zapatillas de Harry, una especie de hinchado color negro con un brillo verde amarillento. Su parte inferior estaba presionada contra el costado del frasco y podían ver su boca, un agujero perfectamente redondo con tres filas de dientes en forma de aguja destinados a arrancar la carne de los huesos—. Criaturas bastante desagradables, y bastante comunes. El repelente de babosas carnívoras es muy útil para mantenerlas alejadas, pero es inútil para deshacerse de ellas una vez que ya están presentes. Hoy aprenderán a preparar pesticida para babosas carnívoras.

Siempre lo decía de esa manera. "Hoy aprenderán". Y no "hoy les enseñaré", ni "hoy intentarán preparar". Siempre era así, "Aprenderás o te castigaré".

Explicó las propiedades de la poción (muerte instantánea con cualquier babosa que se toque), y describió las propiedades de cada uno de los ingredientes, terminando su conferencia con:

Beautiful World [ Drarry ]Where stories live. Discover now