IX (Parte 3)

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Su padrino se veía peor de lo que Harry lo había visto, incluso recién escapado de Azkaban. Caminaba por la habitación y murmuraba para sí mismo, y Harry temió que Sirius estuviera teniendo algún tipo de colapso.

Es extraño, el mismo Harry aún no había caído tan lejos.

Dumbledore estaba allí, con un aspecto solemne, y, según las cuentas de Harry, el tren saldría en poco menos de una hora. Tenía que llegar pronto, Draco estaba esperando. Tenía que estar allí. Tenía que ir a casa con Hermione y Ron. Tenía que hacerlo.

—No irá a esa casa. —dijo Sirius. Harry se enfrió de terror.

—Sirius, decidimos que lo mejor para ti y para Harry sería que volviera a casa de sus tíos. —contestó Dumbledore, muy cansado.

— ¡No me importa qué es lo mejor! ¡No voy a dejar que se vaya!

— ¿No encontró nada entonces? ¿Nada que ayude? —preguntó Harry en voz baja.

—Aún hay tiempo, Harry —Dumbledore miró severamente a Sirius—. Y él no puede ir contigo.

— ¿Por qué? —Harry susurró, aunque lo sabía. Si muriera al cuidado de un hombre condenado por asesinar a una multitud y traicionar a sus padres, pensarían que Sirius fue el que lo mató.

—Es mejor que se vaya a casa. Sabremos dónde encontrarlo cuando tengamos esto resuelto. Todavía hay tiempo. Arreglaremos esto. —los ojos de Dumbledore ardían, retando a que alguien se atreviera a discrepar.

Sirius se giró hacia Harry, sus manos descansando sobre sus hombros.

— ¿Nos esperarás allí? Iremos por ti, Harry. Prométeme que te quedarás allí, donde podamos encontrarte.

—Lo prometo. —dijo Harry, conmocionado por la incertidumbre en los ojos de Sirius.

—Tiene que ir a coger el tren, Sirius. —dijo Dumbledore amablemente.

Harry estaba aplastado contra el pecho de Sirius, su padrino pasaba las manos temblorosas por su pelo y su espalda.

—Lo arreglaremos, lo haremos.

La culpa lo golpeó repentinamente, y Harry se preguntó nerviosamente por qué sentía que le debía a Sirius algo más que eso. Le debía lágrimas, ataques de pánico, súplicas.

—Yo... no quiero morir. —dijo, dándole a Sirius la oportunidad que parecía anhelar.

—No vas a morir. —juró Sirius.

—Muy bien. —susurró Harry, sorprendido de encontrar lágrimas de verdad en sus ojos.

—Te quiero.

Harry se sorprendió de nuevo.

— ¿En serio?

—Por supuesto que sí.

—Oh. Yo... yo también te quiero.

Nunca había dicho eso antes. A cualquiera. Nunca. Con quince años y nunca había dicho Te quiero. Extraño, muy extraño.

Dumbledore le habló, promesas silenciosas que Harry no se molestó en escuchar. Se agitó y rebotó en los dedos de los pies y miró con preocupación su reloj y luego lo llevaron al tren.

***

Hermione se pasó el pelo por encima del hombro, levantó la vista, miró a los ojos de Harry y sonrió.

—Honestamente —dijo, su voz pesada con una risa contenida—, una pensaría que él cree que este viaje en tren podría durar hasta que el trimestre empiece de nuevo, con el ritmo al que va Ron.

Beautiful World [ Drarry ]Where stories live. Discover now