XI (Parte 1)

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"Running, running as fast as we can
I really hope we make it
Do you think we'll make it?
We're running, keep holding my hand
So we don't get separated" (*)

Harry estaba durmiendo. Draco estudió cuidadosamente su cara a la luz de la luna derramándose a través de la ventana, y luego se deslizó de la cama. Sus ropas estaban esparcidas por todo el suelo y se vistió en silencio antes de salir de la habitación.

El Callejón Knockturn no era el lugar más limpio de día, y por la noche, decidió Draco, era peor. La suciedad, de día, a veces brilla como si hubiera diamantes escondidos debajo. En la oscuridad, brillaba con un brillo aceitoso, como los arco iris que se adueñan de la superficie de las aguas contaminadas.

Sin embargo, la gente de allí no cambiaba. En el Callejón Diagon, había una clara diferencia entre la gente que deambulaba por las calles a la luz del día y los que se escondían en la oscuridad. En el Callejón Knockturn, los que deambulaban en la oscuridad eran los mismos que se escondían a la luz del día.

Sin embargo, no le harían daño. Todos en en Callejón Knockturn lo reconocían como un Malfoy, y no se arriesgarían a la ira de su padre.

No le hablaron, aunque algunos asintieron con la cabeza, sus ojos alejándose de los suyos. No se quitaron el sombrero como lo habrían hecho con su padre, pero a Draco no le importó. No podría importarle menos la escoria de las esquinas y las puertas del callejón.

Había algunas tiendas que hacían negocios sólo en la oscuridad de la noche, tiendas a las que Lucius nunca había llevado a Draco. Pero sabía que estaban allí, y sólo podía esperar que le ayudaran ahora.

Finalmente encontró la tienda que buscaba, un pequeño edificio con una especie de grasa espesa en la ventana para no dejar pasar la luz. De todas maneras es que se derramara mucha luz en esta área del callejón.

La puerta crujió, anunciando su presencia, y Draco miró nerviosamente a su alrededor. Después de todo, la gente que frecuenta lugares como este, no respetaría a nadie que mostrara miedo.

—El señor Malfoy —fue recibido por un comerciante que no recordaba haber visto antes, pero que evidentemente lo había visto con su padre—. ¿Su padre está por aquí?

—No —contestó Draco con frialdad. Un Malfoy nunca es cálido—. Quería preguntarle sobre un hechizo.

Había lugares que vendían hechizos oscuros, y éste era uno de ellos. Era una práctica ilegal, pero difícil de rastrear, y algunos lugares todavía lo hacían. Cobraban mucho, y sólo la gente desesperada estaba dispuesta a pagar la alta tarifa, pero Draco estaba desesperado.

— ¿De qué tipo? —preguntó el comerciante.

—Del tipo que... mantiene vivo a alguien que va a morir.

— ¿Cómo sabe que va a morir? ¿Profecía? ¿Sueño? Depende de eso.

Draco respiró hondo. No podía decir mucho, si se enteraban de que quería salvar a Harry Potter, se reirían en su cara.

—Casi muere cuando niño y fue salvado por un hechizo que su madre le hizo, pero ella lo hizo cuando ya estaba muerta, así que se le acabará el día de su cumpleaños.

El tendero parecía cauteloso.

—Nunca escuché nada de eso. —dijo.

—Correcto —dijo Draco distraídamente, pensando mucho—. Necesito un hechizo para evitar esa muerte.

— ¿Qué clase de muerte? Necesita ser específico.

Draco gruñó frustrado.

— ¿Un hechizo de inmortalidad? ¡Cualquier cosa!

Beautiful World [ Drarry ]Where stories live. Discover now