31.- EL DOLOR MÁS GRANDE DE UNA DESPEDIDA BAJO AMENAZA.

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Había supuesto que el conseguirla iba a ser facil, solo por el mero hecho de pensar que la facilidad de volver al antes, la tenía en que estaba conviviendo con una de sus peores pesadillas y huiría de allí sin tan si quiera replanteárselo.

No fue así.

Había supuesto que, por la acción de que fuera a por ella, se iba a tirar a mis brazos. No con una felicidad palpable, para nada, sino con, aunque sea, lágrimas de alivio.

Pero en eso también me equivoqué.

Había supuesto, sin suponerlo, que iba a regresar a mi, de igual forma en la que logré tenerla, de igual forma en que notaba que confiaba en mi lo suficiente como para dejarse, para dejarme controlarla. Puedo decir que, exactamente la palabra ''control'' no es la adecuada a lo que quiero dar a entender. Se malinterpreta, pero, escusándome por lo anterior... me refiero a que era mia. Era mia del modo en el que los dos lo sabíamos sin saberlo y ninguno se oponía a ello porque era lo que queríamos. Lo que ella desconocía completamente es que era mútuo. Me tenía de igual manera y yo nunca me molesté en hacerle saber tal cosa.

Había supuesto con demasiada facilidad que vendría conmigo y que, después de eso, a partir de eso, todo estaría bien.

Y me volví a equivocar.

* * *

Elizabeth.

Detrás de esa puerta espero a quien, realmente, no espero. Ni esperaría.

Cuando Paula me dijo que ya había llamado a mi familia, había supuesto que sería a mi hermano e, incluso, en el peor de los casos, a Jared.

Pero realmente estaba equivocada.

Si ya doy por hecho que el peor de los casos es Jared, no me quiero imaginar el que lo sea...

Paula entra con una sonrisa y alguien detrás suya en el salón:

-Elizabeth, tu padre ya ha llegado.

... mi padre.

Mi reacción -si fuera lo suficientemente valiente- sería salir corriendo, pero en esta ocasión (tanto como en otras muchas)... solo me levanto del sofá en el que estoy sentada ante la sorpresa y me quedo petrificada.

-Hola hija.

Se acerca a mi sin pestañear. Me da un beso en cada mejilla y por último en la frente.

Curioso que me desagrade más que los otros el último gesto...

Por como lo conozco sé que su sonrisa la tiene puesta, pero, extrañamente los demás solo ven a un padre tremendamente preocupado por su hija.

Siempre pasa igual.

Al principio pensaba que la gente es muy estúpida, pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta de que, como el mundo es un gran teatro lleno de actores...

Mi padre es uno de los mejores.

-Cuando me llamó tu amiga, estaba muy preocupado. No puedo creer que hayan tocado a mi pequeña. Que la hayan hecho sufrir... No me puedo imaginar como lo pasaste.- Cada vez que sus manos apartan mi pelo de la cara y ''fingen'' buscarme algún rastro de herida o lesión, me entran más ganas de llorar.- Mi pequeña.

Me abraza.

-Señor, estaba por llevarla a comisaría...

-¡No!- Se gira mi padre de repente y con un cambio de humor drástico. La chica, Paula, se queda un poco asustada. Mi padre se aclara la garganta:- Quiero decir... es mi hija. Lo normal sería que fuera con ella.

Fue un error?    [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora