28.-REALIDADES.

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A cada peldaño de escalera que subo para llevarle el desayuno, me acuerdo de todas y cada una de las palabras que la señora Beatríz me ha dedicado.

Y me pregunto... ¿Qué le he hecho o que le ha pasado para tener que ofender a todo el -o la- que se le ponga delante, como para tener que lanzar indirectas no muy satisfactorias?

La intriga me reconcome por dentro a la misma medida en que no tengo ni el más mínimo interés en tener contacto alguno con esa mujer.

Me aproximo a la puerta. Cuando estoy frente a ella la abro con el codo, guardando cuidado de que la bandeja no termine por el suelo.

Camino por el cuarto -después de cerrarla- hasta subir los dos peldaños de escaleras y encontrarme frente a mi la inmensa cama con un Jared tirado boca arriba, tal que a pulpo y un... No se si llamarlo hermoso regalo levantado entre sus piernas.

Se me escapa una risilla al verlo tan dormido y... Emocionado.

Acto seguido se me ocurre una idea.

Dejo sobre uno de los muebles el desayuno y luego me acerco a Jared, con la bandeja en la mano, para dejarla sobre la cadera de él y sentarme sobre ella, con las piernas a un lado, haciendo que lo único que llevo de ropa, a parte de la braga, la camiseta se me suba, cubriendome justamente lo que tengo que cubrir.

Jared se despierta, incorporando un poco la espalda, para lograr apoyar aunque sea los hombros en el cabecero

-Eli...- La voz ronca que le empieza a salir, mientras se rasca un ojo, me calienta como si hueviera apretado un botón y hubiera respondido a la orden instantáneamente.

-Soy tu desayuno.- Le digo sin más, interrumpiendo sus hermosas roncas palabras.

La expresión de confusión que aparece en su rostro me hace reír, pero paro cuando me fijo en que lo pregunta en serio.

Dirijo una mirada disimulada a su parte baja, a pesar de que no puedo, puesto que la bandeja y después, yo, nos impiden ver.

Rápidamente levanto mi mirada para encontrarme con la de él, pretendiendo que no se de cuenta.

Demasiado tarde.

La arrogante sonrisa que tiene en su rostro, me confirma que, en efectivo, Jared es rápido en coger las cosas.

Apoyo una de sus manos en mis piernas y las acaricia.

Sin dejar de sonreír suelta:

-Elizabeth, en los chicos, esto -refiriéndose a lo que es obvio que se refiere- es normal. Pasa con frecuencia.

Me quedo callada y él finalmente consigue reirse, haciendo que pueda notar la vibración de su torso debajo de mi.
Me quedo mirando su sonrisa e inmediatamente mi mente se inunda con los recuerdos de anoche.

Me empiezo a pone roja, cuando me reconozco que me gustó y que me gustaría volver a probar.

-Ei, ¿qué te pasa?

<<¡Mierda! Se ha dado cuenta!>>

Sigo callada hasta que detecta mis mejillas sonrojadas y, como no, su capacidad de captar absolutente todo aparece.

-Te gustó.

Dice sin más y la vergüenza ya está empezando a surgir efecto en mi.

-¿Quieres repetirlo?

Su pregunta -a parte de que me impresiona con lo directa que la hace- me descoloca e impresiona, porque sinceramente quiero.

Bajo mi vista, para ocultar mis mofletes aún mas sonrojados.

Fue un error?    [PAUSADA]Where stories live. Discover now