19.-VISITA.

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Elizabeth.

El mismo miedo de todas y cada una de las veces que lo veo, empieza a aparecer.
Mis ojos están fijos en su persona. Trago con dificultad.

<<¿Qué está haciendo él aquí?>>

Aparto mi vista de la suya, cuando sus ojos pesan sobre los míos y la dirijo al suelo.
Mi respiración empieza a acelerar y me está costanto inhalar el aire, -si es que lo hay, porque en estos momentos no lo noto-, las pulsaciones de mi corazón toman carrerilla de manera bastante repentina.

Mi padre se levanta y se dirige hacia mi.
Extrañamente, noto como el tiempo va más lento y noto como todos y cada uno de los sonidos de mi alrededor cesan. Solo escucho mis continuos latidos.

Cuando está a mi altura y me pone uno de los mechones de pelo que tengo sobre la cara, por detrás de la oreja, automaticamente me pongo rígida.

-Hola, mi niña.- Me dice.

Aún sin levantar la vista del suelo puedo notar como mi hermano se levanta del sofá.

-No la toques.

Mi padre se dispone a pararse en frente mía, pero para mi sorpresa pasa por mi lado y se sitúa detrás.

-Tú debes de ser el novio de mi hija por lo que veo.

''Mi hija'' un nudo se me forma en la garganta.

No me acordaba de que Erich aún seguía aquí.

-Erich, señor.- Se presenta, ofreciéndole la mano.- Y con respecto a eso, espero que su hija me conceda una cita.

Mi padre se ríe.

-Es una chica guapa, eh...

Erich sonríe a la vez que asiente.

Si pudiera reaccionar y no estuviera paralizada, me movería ahora mismo para sacar a Erich de aquí. Pero no puedo.
Parece que mi hermano piensa lo mismo, así que se dirige a él:

-Erich, gracias por traer a mi hermana.- Le coloca un brazo en su espalda y lo empuja hacia la puerta.- Mañana hablarás con ella.

Erich me mira y yo levanto la vista hacia él.

-Eh... mañana nos vemos Elizabeth.- Me mira sonriendo y yo le devuelvo la sonrisa, o la especie de sonrisa que consigo que me salga, para después volver a bajar la vista hacia el parqué.

Al escuchar la puerta cerrarse, un impoluto silencio se presenta ante nosotros, para dejar paso a una tensión demasiado palpable. Mi padre lo rompe:

-Me gusta ese chico Elizabeth, parece que te trata bien.- Sé que la última frase la dice con un matíz diferente.- ¿Si no es tu novio, qué es?

Como conozco a mi padre, sé que es mejor contestar:

-Un amigo.- Susurro, apenas audible.

-¿Cómo? No te he oído.

Mi padre, desde detrás, pone su cara al lado de mi oreja.

-Un amigo.- Vuelvo a repetir, aunque me parece que lo digo en el mismo tono que antes.

-Hija mía, entonces si tratas así a todos tus amigos, debo de suponer que tienes demasiados.

Noto como una angustia se está acumulando en mi pecho.
¿Cómo un padre puede decir eso a su hija?

-Aléjate de ella.- Vuelve a repetir mi hermano y esa vez puedo ver como se está enfadando.

Mi padre se vuelve a dirigir al sofá y agarra a mi madre del brazo, aunque parece que lo hace de manera delicada, yo sé que lo está haciendo de manera brusca.
Veo que sigue igual que siempre, sometida a mi padre.
Sinceramente, creo que yo también, si nó, no le tendría tanto miedo.

Fue un error?    [PAUSADA]Where stories live. Discover now