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Capítulo 31

Quince minutos después llega Armando, lo se porque reconozco el sonido de su monto a millas de distancia. Tocan el timbre y trato de salir corriendo ha abrir pero como siempre mi madre me gana y abre la puerta mientras yo la sigo.

-¡Hijo!.- mi madre grita horrorizada.-No vez como está el clima y tu en ese transporte de destrucción, debiste de haber tomado un taxi. Mira nada más como vienes mojado.- mi madre lo reprime como si Armando tuviera cinco años.

-Hemmm. ¿Perdón?- entra sacudiendo se su cabellera.

Trato de controlar mi risa porque se que si me río mi madre como siempre me regañara como si fuera un bebé.

-Te traeré ropa seca, espero que la de Zaid te quede.después tal vez les preparare una buena taza de chocolate caliente.

Armando y yo nos sentamos en el piso para evitar mojar lo sillones, prende un cigarrillo y me ofrece uno a mi, sacándose la cartera del bolsillo de atrás de sus jeans.

-¿Recuerdas la apuesta?.- me dice con el cigarro entre los labios.

-Si.- dudo un poco.

-Bien. Pues yo ya la tengo.- me dice mientras se saca unas fotos tal año infantil.

Las fotos están puestas sobre la mesa de centro. ahora recuerdo, su apuesta era echarse a la secretaria practicante, y el muy maldito la cumplió . Respiro profundamente y tomó fuerzas para ver las fotos.

-¡Pero que puto asco!.- le grito al instante de ver las fotografías.

Son fotos de cuando se la cogió, fotos en diferentes posiciones sexuales con la gorda de la secretaria, algo realmente perturbador para mis pupilas y para las de cualquier persona que las quiera ver.

-Sólo era eso bro, para que vieras que yo si cumplo mis retos.- dice sacando el humo del cigarro.

-Esta bien, ahora tenemos que acabar esto. Sabes muy bien que esto sólo es por diversión y tenemos que quemar toda esta asquerosa evidencia.- recapacita, le prendé lumbre a las diminutas fotos, y no tardan en consumir se.

-Bien ya esta. No fue tal difícil convencerla.- dice soplando la cenizas de las fotos.

-Armando.- mi madre nos interrumpe.- aquí hay ropa seca.- le dice mientras le extiende unos jeans y una playera negra.

-Gracias señora.- Armando la toma.

-Estaré en la cocina, preparando su chocolate.- mi madre nos dice dejándonos solos.

Armando de inmediato se empieza a quitar su ropa y a ponerse la mía. Veo de nuevo mi teléfono pero aún no hay respuesta de Evangeline y sinceramente no creo que la aya.

-¿Y tu?.- me pregunta y dejo el teléfono aún lado de mi.

-¿Eh, yo que?- le respondo desconcertado.

-¿Cómo vas con la apuesta?.- me vuelve a preguntar abrochando se los jeans.

No quiero decirle lo que me esta pasando, no quiero decirle que tal vez me estoy enamorando de ella y que no quiero hacerle daño, es muy noble, no se merece eso.

-Tierra llamando a Zaid.- Armando me da una cachetada .

-Sabes tal vez ya no quiero.- le confieso

-¿Ya no quieres que?.- enciende otro cigarrillo. Y me quedo callando escogiendo las palabras que le diré.

-Ya no quiero hacer el reto.

-¿Porqué?.- suena desconcertado.

-Porque me estoy enamorando de ella.- le suelto así de directo.- y porque la he tratado un poco más y porque es una persona maravillosamente hermosa y sensible pero aún así fuerte y con carácter, y mucho menos lo aria por lo que hizo por mi cuando estaba en el hospital, cuando casi me muero. ¿Sabes?. Ella era por lo único que quería regresar, sentía sus besos en mis mejillas todos los días, y si tal vez no eran reales que bien se sentían. Es auténtica, es......

"La amiga fea"Where stories live. Discover now