32 | Ley de los Enemigos

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Capítulo Treinta y Dos

— ¿Podría repetirme por qué esta... están aquí?

— Que te lo diga la oxigenada.

— Que te lo diga la loca.

Ashton asoma su cabeza rubia entre las rejas.

— Esto fue todo un malentendido.

Ahora Faith asoma su cabeza por entre las rejas, pero al frente de él.

— Si, claro. Si no le hubieses hecho caso a tu estúpido hermano cerebro de mono y llamado a todo el mundo, incluyendo a la perra 1, esto no estaría pasando.

Ashton levanta una ceja—. ¿Sacando las garras tan temprano, Murphy?

— ¿Mostrando tu falta de neuronas tan temprano Harrison?

— Joder cállense de una maldita vez —se queja Acacia— Rick esto es una confusión, no cometimos ningún delito.

— Lo supuse, Acacia. Iba a llamar a sus padres pero alguien se adelantó y pagó la finanza.

— ¿Saldremos de aquí? —pregunta feliz Jack, pero Rick niega con su cabeza.

— No, solo pagaron la finanza de los Harrison, Murphy, Bolton y Malcom. Los demás deben esperar a que llamemos a sus parientes.

Mi ceño se frunce. ¿Quién pagaría nuestra finanza? Un oficial abre mi reja y salgo de allí hacia la recepción, donde la persona que menos esperaba ver se encontraba sentada.

— ¿Billy?

Su cabeza se levanta del punto fijo donde miraba, una sonrisa surca sus labios mientras se acerca a mi rápidamente y me abraza.

— Siempre metiéndote en problemas, si no te detienes moriré del susto.

Me separo de él — No hagas eso.

Luce confundido.

— ¿Hacer qué?

— ¡Fingir que nada sucede! —exclamó exasperada— Estuviste ignorándome por casi un mes Billy, ¡un mes!

— Al...

— Me he intentado comunicar y me rechazaste de todas las formas posibles, luego Faith dice que te fuiste de Nashville por un tiempo y desapareciste del mapa. ¿Sabes? Una mísera llamada o mensaje a tu mejor amiga no iba a acabar el mundo, Billiam. Gracias por tu preocupación.

Vaya Alissa deja el dramatismo

Salgo echa una furia de la comisaría, escuchando el jadeo de la mitad de los policías dentro ante mi breve discurso. Billy sale detrás de mi unos segundos después, con mis hermanos, Faith, Gabe y Scott pisándole los talones.

— ¡Alissa espera!

— No Billy, no quiero escucharte —me giro volviendo a enfrentarlo. Gabriel se comienza a acercar cuando mi mejor amigo toma dos pasos cerca.

— Sé que la última vez que me viste fue con Viena, pero eso es porque ella es mi amiga y me necesitaba —empieza a explicar Billy, yendo contra mi usual carácter decido tomar respiraciones y dejarlo hablar. Es ahora o nunca—. Al día siguiente no fui a la escuela, a la medianoche mis padres me despertaron angustiados diciendo que me tenían que decir algo. A mi madre le detectaron cáncer, Al.

En ese momento, en el que Billy tomó una profunda bocanada de aire, mi respiración se cortó. La madre de Billy, esa persona la cual era un ser de luz, la cual me había alimentado todos los viernes luego de clase desde que tengo memoria, la mujer que enviaba a Billy con galletas para que me las comparta. Ella, con una maldita enfermedad mortal.

Enamórame, Gabe  #1Where stories live. Discover now