26 | La Foto

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Capítulo Veintiséis

Había quedado claro que en mi vida los problemas siempre abundaron. Ya sean personas o situaciones. Es algo con lo que hay lidiar día a día, y en mi caso, segundo a segundo.

—¡Alissa, tus padres están aquí! —efectivamente mi semana con los Bolton se terminó, al igual que mi castigo. ¿Que si me encontraba feliz? Pues claro. Pero aún mantenía ese amargo sabor en mi boca al saber que cada mañana ya no encontrare a cierto chico desayunando en la cocina o molestándome con sus malos chistes en el auto. Se terminó.

Les explicare en simples palabras como llegue hasta aquí desde lo que paso ayer por la noche. Me bese con Gabriel, si, ya tengo algo por lo cual reprocharme toda la vida. Luego de que lo empujara para tomar aire, él se comenzaba a acercar a mi nuevamente y, admito que, yo estaba más que predispuesta a seguir lo que vaya a hacer.

Táchenme de descarada

Pero nada paso. Yo no lo detuve ni él se detuvo. Las lejanas sirenas de policías nos detuvieron. Rápidamente Gabriel me obligó a subir a su espalda y comenzó a bajar la escalera por la cual habíamos ascendido. Una vez en el piso, recogí mi zapato y juntos escapamos por la parte trasera del parque a la vez que observaba los autos con luces rojas y azules estacionarse frente al establecimiento. Observamos, escondidos detrás de un arbusto, a los policías entrar al lugar y aprovechamos ese momento para tomar la moto de Acacia y salir de allí. Para nuestra suerte perdimos de vista a los policías y llegamos a la casa de los Bolton en un santiamén. Para mi mala suerte, la casa estaba sola, tenía a un Gabriel Bolton muy dispuesto a continuar lo que habían interrumpido y yo... le di una patada en sus partes nobles para correr a mi habitación y encerrarme en esta hasta el día siguiente.

Volvemos al presente. Una vez que logro cerrar mi maleta, tomo mis pertenencias móviles y decido salir de la habitación que había sido mía. Chau querido pasillo, adiós gloriosas escaleras y, oh, te extrañare bendito y cómodo sofá. Ok, basta de dramatismo.

Efectivamente mis padres estaban conversando animadamente con los señores Bolton, y cuando me ven una gran sonrisa se planta en sus rostros. Sin ocultar mi emoción corro hacia ellos abrazándolos.

—¿Lista para volver a casa? —pregunta mi padre tomando mi maleta. Si... creo.

—Por supuesto.

Me despedí de James y Erica dándoles las gracias por haberme acogido esta semana, y me disculpe nuevamente por el incidente que me había llevado a cumplir este castigo. No hubo señales de Gabriel cuando me estaba despidiendo, ni cuando me subí al auto o cuando me alejaba en él. Eso, sin razón alguna, generó una especie de hoyo en mi estomago.

Llegamos a casa luego de un incomodo silencio en todo el camino por parte de mis padres. Extraño. Bajo mi maleta comenzando a sentir algo de emoción por volver a convivir con mis hermanos, porque sí, admito que no los soporto demasiado pero son mis hermanos al fin y al cabo. Mi padre se adelante caminando hacia la entrada y mi gesto se arruga.

De acuerdo, ¿Por qué mis padres no se hablaban?

—Vamos Al, tus hermanos están emocionados de verte —dice mi mamá con una extraña sonrisa. Una mal presentimiento se instala en mi pecho, intento ignorarlo al entrar en la casa llevándome una gran sorpresa al ver a Acacia con un cigarrillo en los labios mientras intentaba sostener el cartel del techo el cual se había soltado de un lado, a Austin con su cara enterrada en el que supongo era mi pastel de bienvenida y a un muy divertido Ashton el cual le tomaba fotografías a la cara embarrada de pastel de mi hermano.

En ese momento se escucha el grito de mi madre, el "¿qué diablos?" de mi padre y los gritos de mis hermanos y padre al comenzar a ser golpeados por mi progenitora. Mientras tanto yo, como buena hermana e hija, disfrutaba del espectáculo tomando asiento en el sofá.

Enamórame, Gabe  #1Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin