—Lo siento Lil —dijo Peter mientras acariciaba la mejilla de su novia—, lo siento, sé que me estoy comportando de forma horrible, pero no te quedes callada, te quiero ¿sí?

La muchacha apoyo la cabeza en el hombro de su compañero.

—Saldremos adelante juntos, ¿verdad?

—Si cariño, lo haremos —acordó el adolescente.

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—Esto no puede ser cierto —gruñó el castaño por lo bajo— ¿Qué se suponen que hacen ellos aquí?

Sonia y Greg estaban en el lobby del hotel, esperando a que su hijo y su novia llegaran.

—Se amable, Peter, por favor —rogó la chica.

Peter no dijo nada, solo puso los ojos en blanco y se acercó a los mayores de forma agresiva.

—¿Qué hacen aquí?

—Vinimos a verlos, hijo —respondió el teniente, preocupado ante la actitud de su hijo y las heridas en su rostro producto de la pelea con Joshua.

—No vuelvas a llamarme de esa forma, tío —dijo Peter, haciendo hincapié en la última parte de la oración.

—¿Qué dijiste? —pregunto Sonia, confundida.

—Lo que oíste, tía, ya lo sé todo.

Sonia se le quedo mirando a Lily unos instantes y esta comenzó a llorar de nuevo, no podía creer que Peter de verdad se estaba comportando de esa manera.

—Ella no me lo dijo por si acaso —dijo Peter atrapando la mirada de Sonia— fue Laura, su madre.

Lily intento caminar hacia donde estaba su novio y sus padres pero se tambaleó en sus pies, estaba demasiado débil por no haber ingerido alimentos en todo un día.

—¡Lily! —gritó Sonia, corriendo a su lado para sostenerla y evitar su caída.

—Sonia —balbuceó la adolescente antes de caer desplomada al suelo.

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—Bebé, despierta —Dijo Peter besando las mejillas de su novia— despierta, cariño.

Peter, Greg y Sonia tuvieron que llamar a una ambulancia para que internaran a la chica en un hospital, aparte de estar deshidratada, la chica estaba en estado de shock, producto de los acontecimientos que habían sucedido en menos de veinticuatro horas.

—¿Dónde estoy? —la castaña abrió los ojos y miró el ambiente a su alrededor, siendo sorprendida por el desconocido entorno.

—Estás en el hospital, querida —contestó Sonia con delicadeza— te descompensaste en el lobby del hotel.

Lily se limitó a asentir, notando con pesar el semblante circunspecto de Peter.

—¿Podrían hacerme el favor de irse? —preguntó el joven a los mayores— ustedes no tienen nada que hacer aquí.

Sonia y Greg abrieron la boca, tratando de gesticular palabra, pero, al notar el enojo de su hijo, decidieron guardar silencio.

—Peter, mírame — intervino la muchacha— mira, sé que te sientes herido, pero no debes tratar a Sonia y a Greg de ese modo...

—¿Por qué no? —interrumpió el aludido.

—Porque aunque no los quieras ver de ese modo, ellos son tus padres, y te quieren, mírame, yo no tengo nada: mi padre y mis abuelos están muertos y mi madre me odia, no tengo nada, tú en cambio lo tienes todo y, por tu orgullo, no lo quieres ver.

Vida en Línea (En edición) ©Where stories live. Discover now