XIX • Lo sabe...

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Es sencillamente el ser más lindo sobre la faz de la tierra.
Es tan tierno, tan hermoso, y tan mío.
Mi JongHoon.

Me encanta observarlo. Me fascina ver su rostro pegado a la almohada, con los ojitos cerrados, perdido en sus sueños sin entender nada de lo que ocurre en el mundo real. Sin saber que me pierdo en ver su piel desnuda expuesta, con la cobija cubriendo apenas sus piernas y un poco más arriba. Me gustó tanto tenerlo para mí, entero, entre mis brazos, besándolo hasta el cansancio, acariciarlo hasta quedar agotado sobre su cuerpo y luego descansar a su lado.

Ha sido la mejor noche de mi vida. Y no miento, por mucho tiempo creí que el mundo y mis amigos sobrevaloraban al sexo como una de las mejores cosas de la vida.
Aunque sé, que lo que ocurrió anoche no fue sólo sexo, ha sido en definitiva una experiencia increíblemente plácida. Jamás me sentí así. Y con él...
Se remueve bajo el delicado trozo de sábana que lo cubre, poco a poco abre esos ojitos oscuros que me hipnotizan.

Bosteza y se acurruca contra la almohada mientras sonríe.

— Hola.

— Hola. — Contesto con una caricia sobre su hombro. Viajo mis ojos de forma traviesa por su cuello, su pecho, bajo por la perfecta piel de su espalda hasta la curva de su trasero, sus piernas y me estremezco.

Este chico es tan excitante...

— ¿Qué tanto miras? — Dice burlón.

— Todo de lo que me enamoré anoche. — Se sonroja, sonríe emocionado y para mi sorpresa lanza en un movimiento rápido las sábanas al suelo quedando totalmente expuesto. Sonríe maliciosos y me quita el edredón de la cintura de un tirón. Me sonrojo al máximo, mi miembro comienza despertar de nuevo. Más cuando esa parte de mi cuerpo la que mira fijamente, sonríe se acerca a mi rostro.

— Tú también tienes mucho con que enamorarme. — Se mueve hasta quedar sobre mí. Hay algo... Algo que me hace dejar de ser de repente tan... tímido y tonto. Después de todo, ya lo hicimos.
Pega su trasero a mi vientre, no puedo evitar la erección que crece de mí.

— ¿Estás bien? — Pregunto recibiendo una mirada confusa. — Ya sabes... Con... Eso.

Parece entender la pregunta hasta que toco el inicio de su trasero. Hasta dónde sé, anoche dijo que había ido un poco doloroso.

— Me duele un poco, no es la gran cosa. Lo hiciste bien, Cho. Muy bien. — Deposita un beso en mis labios, varios más. Siento su miembro endurecido golpeando contra mi abdomen.

Baja, baja un poco más, enreda nuestras piernas, su erección choca a la mía, se friccionan cuando mueve la cadera contra mí.
¡Dios! Eso ha sido genial.
— ¿Otra vez? — Pregunta coqueto.

— Otra vez. — Respondo con mi singular sonrisa de lado.
Se mueve otra vez, gimo; él se muerde los labios y toma el control del momento. Echa la cabeza hacia atrás mientras yo entreabro los labios a cada movimiento, lo tomo con firmeza de su delicada cintura, mientras nos friciciona entre deliciosos vaivenes. Volviendome loco, jadeo sonrojado, sus mejillas también lucen sonrojadas, su cabello se mueve a cada estocada, y son un par de movimientos más lo único que hace falta para corrernos juntos, me abraza con firmeza mientras siento su cuerpo entero temblando bajo mis dedos, aprieto los párpados gimiendo al final.

— Tenemos que limpiarnos. — Susurro contra su oreja, se estremece entero, asiente con una sonrisa.

^°^°^°^

Pov: Yesung

— No quiero bajar.

No quiero irme, no quiero dejarlo.
Han sido las horas más arriesgadas de mi vida, las más hermosas y llena de primeras veces...No me lo creo, en verdad ha sido más que especial.

Si los amigos existen... •[KyuSung]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora