XIII • No...

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Es temprano, mi mano está como nueva y todo buen recuerdo de este último mes de noviazgo con mi querido Kyuhyun, pasatiempos con mis amigos, o el equipo en general. se ha hecho añicos con una llamada.

Papá está demasiado serio desde anoche, y yo sólo puedo pedir que todo acabe. Que regrese su sonrisa, sus chistes malos o su afición por ver las noticias y el fútbol. Prefiero cualquier cosa a saber que está en la cocina tomando café, preocupado, triste y molesto.

¿Es malo odiar al ser que te dio la vida por abandonarte a cambio de una vida llena de vicios y perdición?
Porque yo lo hago, con creces.

Esa mujer que acaban de incinerar hace unos días no era mi madre. No se necesita ser un genio para saber que una verdadera madre cuida y ama a sus hijos.

Yo no puedo considerar madre a una mujer que se drogaba frente a un niño de un año, lo golpeaba y no desaprovechó la oportunidad de dejar muy claro, que había sido una desgracia en su vida.

Mi padre intentó salvarla, pero sus adicciones siempre fueron más fuertes... Y ya no importa. Desde que a ambos nos dejó, mi padre ha sido todo lo contrario, me cuidó y ha hecho por mí muchísimas cosas. A él no podría odiarlo.

El despertador suena, pero luego de veinte minutos escucho que papá ya se va.
Yo no quiero ir a la escuela, tengo los ánimos por los suelos, necesito asimilar muchas cosas.

Ni siquiera puedo intentar seguir durmiendo, si lo hago, sé que soñaré con los vagos recuerdos de ella.
Desayuno, e intento concentrarme en la televisión, pero parece imposible. Y finalmente... ¿Vale la pena pensar en ella? 

Es decir... Lo más probable es que ella nunca haya pensado en mí, y no es que yo sea un egoísta, es sólo que las ligeras marcas de cigarro sobre mis piernas y las cicatrices ya casi invisibles de mi espalda no me dejan pensar de otra forma que no sea más allá de lo obvio... No me quería, me dejo y si ella me hubiera querido ,aunque fuera un poco, me habría buscado alguna vez.

Pero sólo se fue... Y nunca la volví a ver.

La pantalla del móvil se enciende, en ella aparece un mensaje de Kyuhyun. Sonrío casi por inercia.
Niego con la cabeza, me quitó las pocas lágrimas que puedo dedicarle en este punto de mi vida y subo a cambiarme.

Si crecí sin ella, su muerte no me va a quitar un día.

^°^°^°^°^

Si creía que estar en la escuela me iba a distraer, estaba en un grave error.

Casi no he tenido clases, todos están platicando sobre sus futuras vacaciones navideñas, organizando reuniones, Kyuhyun está hablando de un videojuego nuevo. Y yo... De verdad, intento escuchar. Intento...

— Has estado muy callado todo el día. — Dice con la voz más tierna que puedo oírle.

— No es cierto.

— Sí... Te conté un chiste hace rato y no te reíste.

— Tal vez tu chiste no fue bueno.

— Cierto. Aún así, presiento que algo te ocurre. Y no quieres contarme.

Muevo el bolígrafo azul sobre una hoja, trazando garabatos a lo tonto, tambaleándome entre sí contarle o no. Levanto la mirada y me encuentro con la suya, esperanzado a recibir una respuesta.

— Mi madre murió. — Suelto, a secas. — Bueno si se le podía llamar madre.

Kyuhyun empalidece.
— Yo... Lo lamento muchísimo, JongHoon.

Si los amigos existen... •[KyuSung]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora