Capítulo 17: Mamá

Start from the beginning
                                    

—Como sea —dijo Ramson girando los ojos—, estaba buscándote.

Alcé las cejas, ¿buscándome? ¿A mí? ¿Después de que me dio a entender que estar conmigo lo avergonzaba?

Me crucé de brazos con aire de superioridad.

—Ah, ¿Ya no te da avergüenza que te vean conmigo? —Ironicé—, si vas a disculparte solo para tener paz mental, entonces déjame decirte que ya estoy harta de tus juegos.

Ramson mantuvo su expresión seria y negó con la cabeza.

—No es por eso —bajó la mirada pareciendo un poco incómodo—, mi mamá me llamó y dijo que te llevara al hospital.

Abrí la boca ligeramente desenfocada.

Mamá.

Hospital.

Cáncer.

El mal presentimiento que había tenido desde anoche. Todo comenzó a abrumarme, sentí que mis manos comenzaron a sudar.

— ¿Po-por qué tu mamá te llamaría y te diría eso? —Tartamudee—, pudo haberme llamado a mí...

Ramson observó mi expresión preocupada pareciendo perturbado, como si supiera algo terrible que yo ignoraba.

Por favor Dios mío, no, mi mamá no...

—Dijo que tu teléfono suena apagado —dijo—, vamos.

Recordé que había puesto mi celular en modo avión para ahorrar batería, joder, ¿Cuántas veces mi papá me habría llamado?

Afirmé con la cabeza comenzando a temblar.

Dios mío, por favor que mi mamá esté bien.

—Espera, voy por mis cosas —murmuré en un hilo de voz caminando rápidamente hasta el salón.

Sentía que mi mundo se estaba derrumbando a los alrededores y yo apenas podía entender que iba a ser aplastada.

Irrumpí en el aula y me acerqué al profesor rápidamente, le conté lo que estaba ocurriendo en un murmuro para que nadie más pudiera escuchar, odiaba que me tuvieran lastima, no quería que nadie más se enterara.

El profesor Andrew al ver mi rostro angustiado al borde de las lágrimas me dio permiso, debía de pensar que era rara, pero siempre lo había sido. Tomé mis cosas, le hice un gesto con la mano a Stefani en despedida y cuando Alfredo me miró, simulé con mis labios la palabra: “mamá”.

Caminé rápido hacia la salida, Ramson ya estaba esperándome en la camioneta, me monté y prendí mi teléfono observando los mensajes de mi papá llegar como bombas:

“Mi amor, no vayas al instituto, ven directo al hospital.”

“Mi amor, ¿por qué no contestas?”

“Mi amor, tu mamá no está muy bien.”

“Mi amor, ven.”

Sentía el corazón a punto de salirme por la boca, Pistacho saltó a mis piernas y comenzó a gemir mientras lamía mi brazo en un intento de consolarme, acaricié al perro traicionero y las lágrimas salieron solas de mis ojos, Ramson no dijo nada, pero podía sentir su mirada sobre mí.

Me sentía débil, ahogada, mi cabeza se sentía a punto de explotar.

Cuando llegamos al hospital me bajé del carro con rapidez y corrí por las escaleras hasta el piso 4, observé a varias personas ahí, algunos que conocía porque eran amigos de mis padres, reconocí a la señora Donna y a mi padre, ambos pegados de las paredes mirando al suelo, su rostro con una expresión miserable.

Mi corazón latía desenfrenado, tragué saliva acercándome a mi padre, cuando él me vio, pareció suspirar de alivio y me dio un fuerte abrazo.

Sabía que esto era malo, mi padre no me había dado un abrazo así desde que supimos de la enfermedad de mi madre.

—¿Qué pasó? —dije en un hilo de voz, mi padre limpió las lágrimas que se escurrieron de mis mejillas con sus pulgares, su mirada era tan triste que apenas podía verme a los ojos.

—Entra —dijo en un hilo de voz señalando con la cabeza la habitación 108 donde estaba mi mamá.

No quería, temía entrar ahí, pero como aprendí casi toda mi vida: debía vencer el miedo para poder cumplir la meta.

  Tomé una profunda respiración, fui a la puerta y la abrí, estaba un hombre que reconocí como el tio Steven, hermano de mi madre, él le dio unas palmadas a la pálida mano de mi madre y me miró asintiendo con la cabeza en un gesto amistoso, apenas le correspondí  el saludo, mis ojos estaban enfocados en ella.

Él cerró la puerta cuando salió, dejándome a solas con mi mamá. Limpié las palmas sudorosas con la tela de mis pantalones y me quedé parada junto a la camilla al lado de ella, no hice ningún gesto, solo la observé por lo que me pareció demasiado tiempo.
Tenía una mascarilla de oxígeno cubriendo su nariz y su boca, su pecho subía y bajaba con mucha fuerza, como si se aferrara a la vida, su piel pálida marcaba sus venas, tomé otra profunda respiración, joder, no podía con esto.

De repente la mano de mi mamá se movió, en seguida se la tomé y la aferré con fuerza, las lágrimas no me dejaban mirar correctamente, pero mi mamá abrió sus ojos azules un poco y se enfocaron en los míos. Escuché que intentó decir algo y me incliné más hacia ella, pero no lograba comprender qué decía.

—Tranquila mamá, no es necesario que digas nada —susurré—, has sido siempre la mejor mamá, aunque nunca te lo dije, te amo, siempre te amé y te amaré, perdona todas esas veces que te grité o te hice sentir mal, yo... te amo, más que nada en el mundo... por favor... solo...

...No me dejes...

Mi voz se perdió en un gemido ahogado, no podía detener mis lágrimas.

Mi madre comenzó a respirar más deprisa, su mano temblorosa se alzó y apartó la mascarilla de su rostro, sus labios completamente blancos y rotos, su respiración se volvió más rápida y agitada.

Me partía el corazón a cada segundo.

—Paola... —susurró, su voz completamente ronca y tardía— cuida a tu papá....

—Claro... ma-mamá, yo... —los sollozos se mezclaron con mis palabras y de repente escuché su ritmo cardiaco reflejado en la maquina volverse más lento.

  Le coloqué la mascarilla en un intento de regularizar su respiración, sin embargo su cuerpo comenzó a tener débiles espasmos...

—Por favor ma... mamá —tartamudee en gemidos—, so... solo dime que me amas una vez más...

Sollocé observando como ya no había líneas en la maquina cardiaca, sus ojos entre abiertos mirando algún lugar de la habitación y no se movió, nunca más.

.
.
.
.
.
.
*††*
*Se va antes que la vean llorar*
Nos leemos pronto

¡Él se metió a mi Wattpad! (Libro 1y2) [Completo]Where stories live. Discover now