Veintiuno. Irremplazable.

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—¡Oh, Lucy!—dijo Anne tomándome las manos—¿a una edad tan joven? ¡por que alguien haría algo así! 

En eso, escuchamos a la señora Andrews diciendo que era hora de ir a la iglesia. Nos levantamos y nos separamos. Anne me había dicho que ella me llevaría a la iglesia de Charletown. 

Todos nos levantamos y miramos a Prissy que se encuentra en la entrada de la iglesia. Comienza a caminar y miro su aspecto. Su cabello rubio está alzado en un hermoso peinado que se esconde debajo de un velo blanco-transparente que apuesto que es de la tela más fina. Su vestido blanco es un poco grande, pero su sonrisa hace que se olvide por completo. Pasa por delante de mi y sonrío al verla. Miro  un poco más atrás y veo a Gilbert mirándome con una sonrisa, sus ojos pasan de los míos a mi vestido y luego regresa a verme a los ojos, «recuerda que lo odias», parpadeo un par de veces y mi sonrisa se borra, dejo de mirar a Gilbert y me giro para poder seguir viendo a Prissy, que ya ha llegado al altar. 

Prissy miró al señor Phillips y vi que su sonrisa se borró. Sé que dijo algo, porque el señor Phillips la miró mal, después de un segundo, Prissy dejo caer el ramo al suelo y salió corriendo. Todo paso en cuestión se segundos. Miré a Diana, pero ella ya iba detrás de Prissy, miré a Anne, pero ella ya había tomado mi mano y había echado a correr detrás de Diana, Tillie, Ruby, Jane y por supuesto, de Prissy.

La nieve comenzaba a meterse en mis botas, pero no dejaba de correr. Prissy estaba a unos pasos de nosotras cuando calló en la nieve de rodillas. Rápidamente nos acercamos a ella y le preguntamos si todo estaba bien.

Con una gran sonrisa, Prissy nos mira y todas le devolvemos la sonrisa. Esas sonrisas se convirtieron en risas de un par de niñas jugando en la nieve.

Prissy había decidido su vida.

La felicidad es irremplazable.

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—Mi madre habló con la señora Pye. Dijo que el CMP consideró a la señorita Stacy poco idónea—Diana estaba sentada en su sitio, con nosotras a su alrededor.

Hoy llegaba la nueva profesora, y todos estaban un poco abrumados con las cosas que se habían dicho de ella. Anne y yo, concordábamos que tal vez era una gran persona.

—Pero monta en motocicleta. Parece moderna y apasionante—dijo Anne, que por lo que sabía, había visto a la señorita Stacy en motocicleta para reunirse con las madres.

—He odio que es una solterona—con un poco de tristeza, Tillie bajo la cabeza.

—¿Por qué vendrá aquí una mujer soltera de la gran ciudad?—dijo Josie al otro lado— Escándalo, ya verán. A mi madre le desagradó a simple vista.

—Y a la mía—Era la primera vez en el día que escuchaba a Prissy—. Está abocada al desastre. Llego una hora tarde.

—Vestida como hombre, a tomar té con las madres progresistas—dijo Jane

—Le faltó ponerse una soga al cuello—Josie jugaba con un pedazo de madera que había encontrado al llegar. 

—No hablen mal de ella sin conocerla siquiera—dijo Anne a la defensiva—. A mi me parece fabulosa. Le allanaré el camino a la señorita Stacy. Sé lo que es ser la nueva y que te juzguen—Anne me miró comprensiva mientras tomaba mi mano.

La puerta se abrió y vimos entrar a Billy y Moody cubiertos de nieve.

—Mataré a ese zorro—dijo Billy, que llevaba una escopeta colgada en la espalda—. Me haré un sombrero con él.

—¿Un zorro? ¿qué zorro?—dijo Anne soltando mi mano y poniéndose de pie, parecía alterada.

—El que roba gallinas—dijo Moody serio.

—Aquí no hay zorros, suelta el arma. Quiero vivir para ver a la nueva maestra—dijo Gilbert.

No había dirigido la palabra con él desde la vez que me caí del techo. Lo había pillado un par de veces mirándome, pero él tampoco se acercaba a hablarme. Tenía muy en claro que, a partir de ese día, odiaría a Gilbert Blythe por el resto de mi vida.

Escuchamos otro ruido proviniendo de la puerta y vi una figura delgada. Con pantalones holgados y un saco café, con un sombrero del mismo color y tenía varias cajas en las manos. La nueva maestra. Llevaba un globo terráqueo arriba de las cajas que, por accidente calló al suelo y rodo hasta los pies de Billy. Con una gran sonrisa dijo:

—He puesto el mundo a tus pies. Buenos días.

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.LectoraNM.
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Intagram: LectoraNM

The color of your words. [Gilbert Blythe]Where stories live. Discover now