La gran noche

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So this is love, by Ilene Woods.

Un par de aplausos sonaron mientras una suave melodía comenzaba. Las tiernas notas cosquillearon los oídos de los invitados, sacándoles una pequeña sonrisa. Las luces bajaron y los reflectores apuntaron al par de novios que habían detenido su conversación segundos antes.

Sus corazones comenzaron a latir con un poco de velocidad. Se miraron entre ellos con genuinas y nerviosas sonrisas. Mientras más segundos pasaban sin acariciar sus manos para ir a bailar su primera canción como recién casados, más la gente comenzaba a silbar.

Vitaly chifló desde el otro lado de la fiesta y así mismo varios siguieron su ejemplo.

Yuuri y Viktor rieron suavemente.

El ruso respiró hondo y dio un paso atrás, haciendo una pequeña reverencia.

— ¿Me concederías esta pieza, amado esposo mío? — las mejillas de Yuuri se pintaron fugazmente.

El pelinegro respondió el gesto del ruso.

— Sería un honor, amado esposo mío.

Yuuri depositó su mano sobre la de Viktor y este lo guió hasta el centro de la pista de baile.

El ruso dejó un beso en su anillo y con elegancia, le dio una vuelta al japonés sobre su eje, acercándose para tomar su cintura. Sus manos se entrelazaron y comenzaron a moverse de un lado a otro sin atreverse a pensar en sacar sus ojos del ser que tenían al frente.

Los invitados miraban la escena, sintiéndose un poco ajenos a la atmosfera que rodeaba al par de novios. Algunos los filmaron danzar, mientras que a otros se les humedecieron los ojos.

Ambos tarareaban la canción con sus lenguas cosquilleándoles. La melodía era romántica y muy tierna, perfecta para el momento.

Ocasionales giros nacían espontáneamente, la pareja en cierto punto terminó depositando su frente en la del otro, mezclando sus respiraciones y latidos en uno solo. Estaban tan sumergidos en su esposo que no pudieron evitar no pensar en que no estaban solos y que nunca lo estarían hasta el día de su muerte.

— Yuuri... — murmuró el ruso. El nipón, con sus ojos cerrados, sonrió con suavidad. Le encantaba como los labios de su marido delineaban cada letra de su nombre.

— Dime, Viktor...

En ese momento, Viktor alejó su frente de la del azabache, haciendo que este le mirara el rostro.

— Te amo.

Yuuri no pudo evitar quedarse un poco estático por la seriedad y compromiso con lo que el ruso soltaba esas palabras. Su corazón latió cálidamente y una tierna sonrisa que humedeció y achinó sus ojitos cafés se plantó en su rostro.

— Yo también te amo Vitya...

Sus pies se detuvieron suavemente y ninguno pudo resistirse a dejar un pequeño y tierno beso en los labios de su amado.

Dulce. Dulce como la miel.

El par de novios se miró y antes de poder exhalar, un montón de aplausos los devolvieron a su fiesta.

— ¡Que vivan los novios! — gritaron Mari y Vitaly al mismo tiempo.

Yuuri y Viktor sonrieron tímidamente ante la actitud de sus hermanos.

Yuuri y Viktor sonrieron tímidamente ante la actitud de sus hermanos

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You Found Me, YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora