1.Los perdedores.

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La tarde en Derry era una soñadora. Mientras que el sol decoraba el azul cielo, unas blancas nubes le hacían compañía, transmitiéndole calma a cualquiera que las viese.

El pueblo estaba calmado, como de costumbre. Bueno, solo había un leve y diminito ruido.

El motor de aquel convertible rojo corría con rapidez por las no tan transitadas calles de Derry, sin parar de acelerar y volando varias hojas que se cruzaban en su camimo, asustando a varias personas por el rugido de la máquina y la prisa que tenía el conductor de esta.

Mike frenó el carro de golpe, y volteó su cabeza a la izquiera, frunció su ceño y alzó la cabeza mientras abrí la boca enormemente.

-¡¡BEN!!-

-¡Ya voy ya voy!-grita este desde dentro de la casa mientras preparaba un swandich con toda la prisa del mundo.

-¡Vaamos Ben!-gritó Hanlon golpeando levemente las puertas de su auto.

-¡¡Ay Dios. Que desesperado!!-bufó saliendo de la casa con su pan en manos. Camimó con rapidez y se subió al auto de la misma manera. Mike lo miró con reproche-¿Quieres?-le ofreció el swandich.

-Si-

-No-dice mordiéndolo.

Mike asintió, sabiendo que eso haría, y al instante volvió a arrancar el auto, el cual rechinó sus gomas por unos segundos hasta que volvió a correr.

En su casa, Stanley Uris veía fijamente su torre de jenga. Entrecerró sus ojos, y luego comenzó a quitar una pieza lentamente, al hacerlo con éxito sonrió y la dejó sobre la mesa.

Volvió a entrecerrar los ojos y mirar hacia el juego, lo piensa durante unos segundos, y después toma una de las fichas entre sus dedos, listo para sacarla con lentitud.

-¡¡STANLEY!!-grita Mike tocando el claxon de su auto.

-¡¡Nooo!!-. Uris abrió sus ojos como platos cuando toda la torre cayó debido a que se había asustado-¡¡Pinche gobierno puto!!-grita al cielo.

Ben y Mike observan divertidos como el judío salía de la casa con una mala cara. Y sin más, entra al auto de un salto y se cruza de brazos, enojado.

-¿Estabas jugando con Barbies otra vez?-pregunta Ben burlón.

-¡¡Era Jenga!!-corrige molesto. Ambos amigos del chico ríen para que después el auto volviera a arrancar.

Bill y Beverly se encontraban sentados en el patio de la casa de esta, sonreían con idiotez mirándose uno al otro. Tan solo así. Mirándose.

Ben, Mike y Stanley tenían cinco minutos parados frente a la casa y tan solo mirándolos confundidos, y perturbados.

-Ehh ¿qué debemos hacer?-murmura Hanscom.

-Tirarles una piedra-sonríe Stan.

-No me convence-

-Ok. Cinco piedras-

-¡Hey tórtolos!-vocifera Mike, y ambos salen de su boba burbuja, y los voltean a mirar con sorpresa.

-¡Hola! ¿Desde cuándo están ahí?-pregunta Beverly parándose.

-Acaban de llegar-responde Bill con un obvio tono. Los otros tres tan solo fruncen el ceño mientras ellos se subían al auto.

-¡Dale, arranca!-acelera la pelirroja. Hanlon rueda los ojos pero al instante obedece y pisa el acelerador.

Jacob miraba su reflejo en el espejo, con una "sexy" expresión y una tonta sonrisa.

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