2. Desencuentro · · ·

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A las nueve de la mañana en punto estaba despierta, bañada y cambiada. Lista para salir cuando los oficiales me dijeran, quedamos en que iría con ellos hasta la terminal de aviones, donde tomaría el que me correspondía para viajar a Luisiana. Llevaría sólo cuatro valijas con ropa, las restantes debían llegar en la semana después de que Duncan terminara las tramitaciones con tío Gales.

—¿Señorita Erittio? —llamó López tras golpear la puerta de entrada. Atendí de inmediato—. Buenos días, estamos listos.

—Claro... ¿podrían ayudarme con las valijas?

—Desde luego —asintió sonriente—. Permiso, voy a pasar.

Retiró las valijas señaladas en el recibidor, donde estaban todas ellas. López y Wyatt echaron un último vistazo a los muebles cubiertos con telas blancas.
Los había dejado así un rato antes de que viniera a avisarme, no deseaba que el tiempo reposara en ellos.
También eché un último vistazo a la casa, trayendo recuerdos de mi feliz infancia con papá; los lugares donde correteé, donde fui medida, donde me escondía cuando jugábamos y donde solíamos ver películas juntos, o simplemente a leer, para luego dar nuestras opiniones de los libros recomendados uno al otro.
Antes de dar por finalizada esta etapa de mi vida, aún tibia en esa casa, fui hasta el librero del living y tomé Vessel's Transmissions —Transmisiones de Buque—, el libro favorito de mi padre en algún momento. Pequeño pero muy significativo para él, porque lo había escrito su madre y valía todo en el mundo. Lo conservaría, además de que podría servirme como distracción mientras viajaba. Seguí a López fuera de la casa y subí a la patrulla una vez trabada la puerta principal.
Cuando el vehículo comenzó a moverse, la espié por la ventanilla y saludé, como si alguien allí estuviera de pie esperando que lo hiciera.

«Hasta pronto, papá», pensé.

Respiré hondo y saqué mi reproductor de música para escuchar la lista que tenía preparada para momentos así.
En instantes de soledad, me tomaba la molestia de recoger canciones que sirvieran de inspiración para recrear el mundo de lo que estaba leyendo. Si leería Vessel's Transmissions, necesitaría su «banda sonora» completa. Y esa «banda sonora» tenía una lista especial llamada «Favorita de papá».

Hace unos años, hallé una interesante banda especializada en el género de la ciencia ficción —literalmente hacen poemas de éste género—, llamada Rat's Set. Suena a banda punk de garage, pero es rock sinfónico puro; como escuchar a Hans Zimmer con guitarra eléctrica. Admirable, y es curioso, porque su intérprete colaboró con programas espaciales en los que mi padre participó y enseñaba en la misma universidad donde mi padre estudió. A papá le fascinó saber que escogí esa banda para musicalizar el libro.
Y la primera de la lista: Satellite.

Los parlantes del aeropuerto anunciaban que el vuelo a Luisiana saldría en dieciocho minutos. Los policías me acompañaron hasta la zona de abordaje y allí se despidieron, dando por finalizada su labor conmigo. Ocupé mi lugar, el asiento de al lado lo utilizaría para el equipo que muy gentilmente acomodó la azafata. Pasaba cada diez minutos aproximadamente para preguntar si precisaba algo, lo único que pedí fue agua para mis medicaciones y me entregó tres botellas medianas con agua. Es que las pastillas eran abundantes y molestarla para cada una ya era demasiado, sólo pedí las botellas con agua y la dejé en paz.
Dormí un poco y desperté con el anuncio de que eran las cinco de la tarde, y que estábamos descendiendo en el Aeropuerto Internacional de Luisiana.

Hice mi llamada a tía Patricia, en veinte minutos estaría allí.

Descendí con ayuda de dos aeromozas, una que bajaba el equipo y la otra, la maleta que llevé conmigo. Me despedí de ellas en el recibidor mientras esperaba la aparición de mi equipaje y mi tía. Aguardé sentada en el pasillo, sin dejar de escuchar música y leer. Echaba un vistazo rápido al entorno en caso de que viera a Patricia.

LAVSKRA I: La cuna entre los astros © |✔|Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ