Capítulo IX

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—Louis, ¿cierto?

El mencionado asintió, masticando silenciosamente sus panqueques. Observó a Emma, quien se sentó frente a él con las manos cerradas alrededor de una taza de café humeante. Sus ojos azules fueron a parar a sus uñas barnizadas en rojo, captando su atención por lo bonitas que eran.

—Harry no me habló mucho sobre ti —Comentó, con los ojos puestos en su taza—. Solo me dijo que necesitarías ayuda.

El menor asintió, viéndola revolver la cucharilla dentro del líquido caliente. Miró como el vapor de la bebida hacía una cortina sobre su rostro, destacando su piel pringada en pecas muy tenues, una nariz casi tan respingona como la de él y unos ojos café claro tras una hilera de pestañas tan claras como su cabello. Es bonita, pensó para sus adentros.

—Sí —Se animó a hablar, doblando una servilleta para limpiarse los labios—. Tengo un esguince en el tobillo, el doctor me mandó reposo por dos semanas.

—No podrás hacer nada con el pie así —Señaló, mirando su tobillo vendado—. ¿Cómo conseguiste el esguince?

—Estaba, bueno... —Negó suavemente con la cabeza—. Me caí y me doblé el tobillo.

—Hm, ya veo —La omega asintió, con los ojos posados sobre su barriga abultada—. Estás en espera.

—Lo estoy. —Sonrió hacia su pancita, acariciándola con ambas manos.

La chica sonrió de vuelta, en una especie de labios torcidos hacia arriba. Era una sonrisa amable, pero la sombra que había detrás de sus ojos le dieron mala espina al ojiazul. Lucían algo despectivos.

—No quiero ser impertinente, pero, ¿tú qué eres de Harry?

—Soy su cuñado —Le respondió de inmediato, observando como su semblante se relajaba notoriamente.

—Oh, ¿Michael es tu alfa? —Antes de que pudiera contestar, la chica volvió a hablar—. Bueno, pareja. Veo que no tienes marca.

El omega se llevó la mano a la nuca, tallándosela con suavidad. Tragó saliva.

—Sí, bueno... —Se aclaró la garganta—. Mick se fue muy repentinamente y... supongo que él quiere esperar a regresar para enlazarnos sin prisa.

—Oh sí, oí que lo reclutaron. Lo siento.

—No te preocupes.

El silencio se instaló entre ellos; ambos buscando desviar sus miradas del otro para evitar el contacto visual. Conforme pasaban los segundos, la incomodidad de la situación se iba haciendo más evidente, al punto de que ambos ya habían bajado sus cabezas. Louis quiso hablar para aligerar la tensión, pero sinceramente no sabía de qué.

O tal vez sí sabía, pero le daba pena hacer la pregunta. O más bien, le causaba mucha curiosidad saber la respuesta.

—¿Tú eres la omega de Harry? —Se atrevió a cuestionar, en un tono tan suave que pareció un suspiro.

La chica sonrió en grande, con todo y dientes por primera vez.

—No —Se relamió los labios—. Pero lo seré.

—Oh —Emitió, pasando las manos por la curva de su vientre—. ¿Él... te está cortejando?

—Harry no es del tipo que corteja —Rió, para después llevarse la taza a los labios—. Pero sé que estamos destinados, puedo sentirlo.

—¿Sí?

—Sí, pero él es muy necio para verlo —Se lamentó, pero recobró su postura en un instante—. Pero por eso estoy aquí, para ayudarle a ver.

The war is blue || L.S. (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora