Capítulo XXIX

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Harry se tambaleó un poco y se permitió parpadear para comprobar que era cierto. Tragó saliva y saboreó el tinte amargo de la realidad, quedándole atascado de una manera muy desagradable en la garganta.

No se permitió preguntarse más de una vez si era real porque sus ojos hacían justicia a ello. A pesar de que su mente estaba nublada por la cantidad exuberante de preguntas, que su razón estaba probablemente hecha papilla al querer ingeniar las respuestas por sí mismo, inhaló y exhaló con lentitud para posar la vista en el contrario.

El Mick que siempre conoció era casi tan fornido como él, con el cabello en una copa y mechones saliendo de su nuca por los lados. A pesar del complicado uniforme, podía notar que había perdido un poco de peso puesto que le colgaba de algunas partes. Su cabello estaba más largo y seguía manteniendo ese volumen escandaloso que siempre lo caracterizó. Sus ojos, de un verde claro que rozaba el gris, mostraban esa aura de cansancio que nunca creyó ver en él.

No supo cuánto tiempo estuvo observándolo sin decir nada, procesando su presencia, pero no pudo ni inmutarse cuando Michael no esperó su respuesta. Se adentró por un lado entre su cuerpo y el umbral y lo escuchó gemir cuando la calidez del hogar lo abrazó. Si bien el frío no era lo que lo tenía colapsando en el interior, imitó su acción y cerró la puerta al tiempo que su hermano se despojaba de la chaqueta verde del uniforme.

Harry no dejó de observarlo en ningún momento, con los ojos entrecerrados y tratando de formar una explicación a lo que estaba sucediendo delante de sus orbes verdes e incrédulos. No obstante, de lo único que no se permitió dudar nunca, fue del instinto que su alfa le estaba compartiendo: aquella sospecha o corazonada, que intuía nada bueno traía consigo.

—Michael. —Logró pronunciar sin dejar de observarlo con desconfianza—. ¿Qué demonios haces aquí?

El alfa lo miró del mismo modo, con el ceño fruncido y un sonido de asombro saliendo de sus labios rojos y agrietados. Pudo haberse arrepentido de estar siendo duro desde el principio; pudo haber tenido algo de compasión cuando se trataba de su hermano, su propia sangre, que venía de una guerra sin lugar para débiles, pero no por nada el ambiente se sentía tan tenso y su alfa tan a la defensiva.

—Wow. Sé que nunca fuimos cercanos, pero no esperaba ser recibido así. —Masculló ofendido, enseñando las palmas a la altura de su cabeza—. ¿Qué? ¿Creíste que moriría?

—Tú estás muerto. —Afirmó, acercándose unos cuantos pasos y señalándolo con el dedo—. ¿Cómo es que estás aquí?

—Sobreviví, tuve suerte, Dios me bendijo... —Movía su cabeza al ritmo en que dictaba las posibilidades como si se tratara de un chiste—. Mucha gente lo llama de maneras distintas.

Cuando Harry iba a arremeter nuevamente contra lo que decía, ambos giraron hacia la puerta que se cerró a la derecha de ellos.

El ojiverde captó el momento en que el rostro de Louis se contrajo en incredulidad al divisar al contrario. Su semblante dibujaba la confusión y el terror de alguien que creyó algo por mucho tiempo y que ahora resultaba no ser cierto. El asombro plasmado en sus ojos y su boca hilando palabras que no llegaba a pronunciar los mantuvieron alerta en caso de que las emociones lo pudiesen alterar. Sin embargo, más que un omega a punto de desmayarse por la conmoción, Louis se miraba firme en lo que veía a pesar de que su convicción estuviera errada.

—¿Mick? —Le preguntó, sin creer que lo llamaría de nuevo—. ¿Qué...?

—Amor. —Harry no pudo evitar fruncir el ceño al escucharlo llamarlo así—. Louis.

Michael comenzó a desplazarse a pasos lentos y estudiados, como si temiera que con sus movimientos Louis huyera de él. No obstante, el omega se mantuvo en su lugar y la respiración cada vez se le iba quedando más corta conforme el alfa se acercaba. El ojiazul lo miraba directo al rostro y su atención lo hacía sentir nervioso; secretamente incómodo. Tragó saliva cuando lo tuvo delante y siguió sus ojos verdes acuosos cuando vagaron a su vientre ahora plano.

The war is blue || L.S. (Omegaverse)Место, где живут истории. Откройте их для себя