Capítulo 2

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Opal se agachó y fijó sus piernas al piso

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Opal se agachó y fijó sus piernas al piso. La nube de polvo comenzó a disiparse y entonces pudo observar con la escasa luz del atardecer una chaqueta roja y un sombrero. Estaba tan entumecida del miedo que no pudo salir de su posición de defensa hasta que el caballo se detuvo a dos metros de ella para contemplar el desastre que había quedado de su diligencia.

―Señorita no va a espantar a nadie con esa astilla de vidrio en la mano. Cálmese y cuénteme que sucedió aquí. Soy el oficial Eric Stanton de la policía montada.

―No es una astilla. Hubiera podido defenderme con esto. Es un arma. Oficial ― Respondió ofendida la muchacha.

El no repirimió una sonrisa incrédula y eso enfureció aún más a Opal. Parecía que su nueva vida había comenzado bastante accidentada.

― ¿Los cocheros huyeron y la dejaron sola? Realmente lo siento, ninguna dama debería vivir una situación tan despreciable. ¿Los bandidos cuantos eran? ¿Puede describirlo o está muy asustada?

―No estoy tan asustada como verá estaba dispuesta a defenderme por si querían regresar, pero eran cinco con las caras cubiertas, uno llevaba una calavera pintada en el pañuelo...―No pudo terminar la frase que el oficial exclamó:

― ¡Los Blackthorn! ¿Sabe lo afortunada que de contar la historia?

―Yo... bueno supongo. ― Dijo ella acomodándose el sombrero. Arrojó el cristal al suelo y él la miro perplejo.

― ¿A usted le parece dejar ese cristal a donde un caballo pueda lastimarse?

― ¿Qué no tienen herraduras para eso? ― Preguntó ella confundida.

―¡Por el amor de dios citadina obsecuente! Parte de la coz queda sin protección, pisan ese cristal y pueden lastimarse...

El oficial Stanton le caía como una patada en el estómago, pero era una mejora frente a los bandidos. Se agachó juntó el cristal con cuidado y lo envolvió en su pañuelo colocándolo junto a los restos del marco dentro del arcón.

― ¿Ahí está mejor?

―Definitivamente. Bueno ahora venga que la llevaré al pueblo. ― Opal miró sin comprender hasta que se dio cuenta que parecía una tonta.

―¿En su caballo? ¿Con esta luz? ¿Y cómo llevaremos mis cosas a Shadow Valley?.

―Primero ¿No se da cuenta de lo afortunada que es? No va a pasar otra diligencia hasta dentro de tres días y no sé si un pueblerino tiene ganas de arriesgarse con una extraña. Además sus pertenencias pueden ser recogidas más tarde. A pie va a tomarle más de tres días llegar y ¿qué me dice de las provisiones? Los objetos siempre pueden reponerse. Mi propuesta es llevarla al pueblo en una pieza y bueno... puede llevarse algo que sea completamente imprescindible, lo pondré en mi alforza. Lo ataremos. Aún hay luz y puedo cabalgar un buen trecho. Detenernos a pasar la noche aquí o unos kilómetros más adelante es lo mismo.

En la sombra del valle.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang