Capítulo 14

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Dulce

La llamada de Sebastián a Christopher, ha terminado con la burbuja de felicidad en la que me encontraba. Por un momento, me había olvidado de la verdad que me atormentaba. ¿Pero cómo olvidarlo? Estaba nerviosa y Annie lo había notado. Con sus gestos y su mirada me cuestionaba si estaba bien, pero era obvio que no. Esa llamada me había convertido en un manojo de nervios. ¿Y si Sebastián le decía la verdad a Chris antes que yo? ¿Qué haría?

Seguía perdida en mis pensamientos hasta que, Poncho se levantó de la mesa para ir al baño. Annie no perdió tiempo para preguntarme por lo que más me atormentaba, sin saber que esa pregunta sería el detonante final del principio de mi sufrimiento.

- ¿Dulce, ya le dijiste a Chris que te acostaste con Sebastián?

- No Annie, tengo miedo. - musito - No sé cómo decírselo.

- No te preocupes, ya no tienes que decirme cómo te acostaste con quien creía mi mejor amigo. - excupe Chris con rabia.

¡Dios, no! ¿En qué momento Chris llegó, que no nos dimos cuenta? Me quiero morir en estos momentos. Sus ojos reflejan dolor. Sus facciones se han vuelto duras, demostrando la rabia que, de seguro, en estos momentos debe estar sintiéndo.

- Christopher... déjame explicarte por favor. - susurro con voz trémula.

- ¿Qué se supone que me vas a explicar, Dulce? - espeta con amargura. - Como me traicionaste con Sebastián... ¿eso me quieres contar? ¿De verdad hay explicación para acostarte con mi mejor amigo?

Palidezco. La gente nos mira. Chris está muy alterado. Nunca lo había visto tan iracundo, pero es que nunca le había dado razones suficientes para ello. Hoy tiene todos los motivos del mundo para estar así. Y me duele. Me duele haber provocado todo esto. Odio ver herido a la persona que más amo por mi maldita culpa.

- Chris... - interrumpe Annie - sé que esto debe ser muy doloroso para ti, pero dale la oportunidad a Dulce de explicarse. Todos los están mirando. ¿Por qué no van a su habitación y hablan?

Tras las palabras de Annie, Christopher parece darse cuenta del lugar en el que nos encontramos. Me dedica una mirada furibunda y dolida y se marcha. Lloro. No puedo soportarlo más. Me levanto para seguirlo, pero antes de dar un paso, soy detenida por Anahí, quien me hace sentar de nuevo.

- Dul... perdóname. - susurra entre sollozos. - Es mi culpa. No debí preguntarte eso. Perdóname, por favor...

- No es tu culpa Annie. La única culpable soy yo. Y ahora no sé qué hacer para que me escuche y me perdone. ¡Lo amo, Annie! No quiero perderlo! - entierro mi rostro entre mis manos y dejo escapar un sollozo.

- Dulce, Annie, ¿qué pasó? - pregunta Poncho alarmado al llegar y vernos en este estado.

- Que te explique Annie. Yo no tengo cara para hacerlo. - digo mientras me marcho.

Regreso a nuestra residencia, pero Christopher no está por ninguna parte. Me preocupo. No sé a dónde pudo haber ido. Supongo que, lo menos que quiere en estos momentos, es ver a la mujer que lo traicionó. Me derrumbo y lloro sin consuelo. Tengo miedo de perderlo. De que este sea el fin para nosotros. De que todos esos sueños y planes que teníamos queden en el olvido por mi causa. Es mi agonía pensar en que Chris se marche y no pueda perdonarme. Sé que ni siquiera merezco su perdón, pero aún así, es inevitable no desearlo. Necesito sentirlo cerca, porque, si lo pierdo, estoy segura de que me perderé a mí misma.

Christopher

Camino por la orilla de la playa, intentando asimilar la dolorosa verdad a la que me enfrento. Tengo el corazón hecho pedazos. Fui tan estúpido. Creí en un hombre que decía ser mi mejor amigo, pero terminó siendo el peor traidor de todos. Creí en la mujer que amo, y todas sus palabras de amor y promesas fueron solo una mentira.  ¿Cómo podría creer en su amor luego de saber lo que hizo? Siempre he pensado que quien ama no traiciona, que no lastima de la forma tan cruel en la que ella lo hizo. Mi rabia, mi dolor y su traición, me hacen pensar en que verdaderamente Dulce no me ama. Sin embargo, mi tonto corazón me grita que no es cierto, y que sigue amándome de la misma forma en la que yo le amo. Mi corazón suplica para que crea en ese brillo en sus ojos al mirarme, en su ternura, en sus dulces palabras de amor. Mi corazón clama que recuerde cada momento de intimidad entre nosotros en el que, más que una fusión de cuerpos, había una conexión de almas.  ¿Pero, qué se supone realmente que debo creer? No lo sé. Lo único que sé por ahora es que estoy dolido y que, desearía con toda mi alma olvidarle y arrancarle de mi corazón, para ya no amarle como lo hago. No obstante, la pregunta que retumba en mi mente es ¿cómo poder olvidar a quien te ha dado tanto para recordar? ¿Cómo puedo matar este maldito amor que siento? O, mejor dicho, ¿será realmente lo correcto matar todos estos sentimientos? Me pregunto si debería darle una oportunidad a Dulce, así sea sólo para explicarse. Mi atormentada mente me dice que no, pero mi desaforado corazón anhela escuchar algo que me haga perdonarle, entenderle y quedarme. Una vez más, he aquí la pregunta que a diario tantas veces nos hacemos... ¿A quién debo escuchar? ¿A mi mente o a mi corazón?

Un Amor Imperfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora