Capítulo 18

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Dulce

No es fácil decirle al amor de tu vida, que si quiere marcharse, tiene carta abierta para hacerlo. Pero no puedo ser egoísta. Por más que quisiera, no puedo pedirle a Christopher que se quede. No cuando sé que lo he traicionado y que le he mentido tanto. Estoy muy consciente de que no sería justo para él quedarse a mi lado. Que no me lo merezco. Al contrario, si algo merezco es su desprecio y su abandono. No obstante, albergo la esperanza de que me diga que no se irá. Sé que, si lo hace, terminará llevándose toda mi vida consigo. Soy consciente que todo lo que hacemos en esta vida, tiene consecuencias. Y las mías, quizás sean perder a quien más amo, y perderme a mí misma.

- ¿De verdad crees que quiero volver a irme, Dulce? - su voz es suave y sus ojos expresan una ternura infinita.

Es imposible evitar que mi corazón de un pequeño salto de alegría. Su forma de mirarme al preguntarme, como si no pudiera creer que piense que se irá, me hace albergar una leve esperanza.

Aún así, sé que no me puedo permitir ilusionarme mucho. La contestación a esa pregunta todavía es muy incierta. Y es justo lo que le hago saber con mi respuesta.

- No lo sé, Chris. No lo sé. Lo único que sé, es que no puedo pedirte que te quedes. Eres libre para irte, Christopher...

Le doy la espalda y camino de regreso a nuestra habitación. Me ha dolido todo al pronunciar esas palabras.

No, no quiero que se vaya.

Si me preguntan cuál ha sido el momento más difícil de mi vida, sin duda diría que este. Puedo aceptar que mi madre no me quiso y me abandonó. Puedo aceptar que mi padre me haya rechazado. Puedo soportar mis crisis de ansiedad, y todo lo que se venga. Pero, decirle a quien más amo que se vaya, definitivamente, no puedo ni quiero soportarlo. Se me forma un nudo en la garganta de tan sólo pensar, que tampoco podré soportar, si lo veo irse una vez más. Pero lo amo. Lo amo demasiado. Y no haré nada para retenerlo. Él merece a alguien mejor que yo. Aunque me den náuseas de tan sólo imaginarlo con alguien más.

Christopher... Christopher es el hombre más maravilloso que exista. Así, con sus virtudes y defectos, para mí es el hombre más perfectamente imperfecto. En cambio yo... Yo sólo soy una mujer dañada, que no lo merece por haberlo lastimado de la peor forma. Y aunque me reviente todo, al pensar que otra pueda darle todo lo que yo no le supe dar, quizás sea lo mejor para él. Chris se merece tener una gran mujer a su lado y, definitivamente, yo soy todo menos eso en estos momentos.

______❤______

No pasa mucho tiempo, cuando veo entrar a Chris en la habitación. Yo me he sentado al pie de la cama, intentando encontrar las palabras para decirle lo que he pensado. Mi amor por él va más allá de mis propios deseos y esperanzas, y él necesita saberlo.

- Dulce... - Chris se detiene frente a mí. - Yo no...

- Escucha, Christopher. - le interrumpo. - Te amo... Te amo como nunca he amado a nadie en mi vida. Y porque te amo, es que decido dejarte en libertad. Sí, Chris. Eres libre.

Dios, esto es tan difícil.

- En cuanto regresamos a México, te daré el divorcio. Podrás ser libre, y rehacer tu vida con una mujer que de verdad te merezca. - aparto la mirada, porque me es imposible decir todo esto mirándole a los ojos.

- Yo no soy esa mujer, Chris. Y créeme que, hasta hace un momento, todo lo que quería pedirte era que te quedaras a mi lado. Pero luego pensé en que no puedo hacer eso. Yo te fallé. Te mentí y te lastimé. No merezco que te quedes junto a mí. Tú mereces a alguien tan maravillosa cómo tú. Una que no...

Un Amor Imperfecto Where stories live. Discover now