Capítulo 27

3.7K 236 105
                                    

Capítulo 27



Los primeros dos días de competición fueron transcurriendo con rapidez entre frenéticas carreras, tiroteos, trampas y continuos ataques por parte de una flora y una fauna que no dejaba de sorprenderles.

Ana no tardó en contagiarse del entusiasmo con el que sus compañeros habían decidido enfrentarse al juego. Las horas de descanso bajo las estrellas, apretados para no pasar frío, y las cenas frente a la hoguera habían logrado despertar en ella un sentimiento de unión y de paz que hacía tiempo que no sentía. La joven estaba encantada con sus compañeros, disfrutaba de su presencia, de sus historias y sus ocurrencias, y aunque echaba de menos poder ducharse, dormir en un colchón o disfrutar de las comodidades de un entorno mucho más favorable, aquella experiencia estaba resultando muy gratificante. A pesar de las heridas que se había hecho a causa de los enfrentamientos y las caídas, sobretodo las segundas, Ana se sentía más fuerte física y mentalmente.  La joven se creía capaz de sobrevivir a un mundo como aquel en solitario, enfrentarse al enemigo y vencer a sus propios temores, aquellos que durante tanto tiempo le habían estado acosando noche tras noche.

En cierto modo, aquella experiencia le recordaba a los primeros días de supervivencia en Sighrith. Tras abandonar el castillo, varios habían sido los días que Ana había tenido que vivir en solitario junto a Tir, su querido y añorado caballo. En aquel entonces, totalmente perdida y asustada, había ido de un lado a otro, sin saber exactamente qué hacer ni cómo enfrentarse a su destino. Había pasado frío, hambre, sed... pero sobretodo miedo. La joven había pasado tanto miedo que, en varias ocasiones, había estado a punto de darse por vencida. Y de hecho, así habría sido de no ser por la repentina aparición del "Conde", el cual, irradiando valentía, no había dudado en lanzarse a las profundidades de un lago helado para arrancarla de los brazos de la muerte.

Era extraño, pues parecía que hubiesen pasado cientos de años desde aquel entonces, pero a la vez lo recordaba todo con detalle. Recordaba el bosque, la granja de los Dewinter, las sonoras discusiones entre los hermanos y la visita a Cerberus. Recordaba el enfrentamiento con el ser que se había apoderado del cuerpo del antiguo jefe de la guardia de su padre, Vladimir Starkoff, y las jornadas de viaje en el 4x4 de Orwayn; el encuentro con Elspeth, la huida entre los árboles tras descubrir la verdad, y el interrogatorio de Anders Dewinter... Ana recordaba absolutamente todo lo que había vivido hasta entonces, y aunque siempre había creído que no habría podido superarlo sola, que sin Armin y sus hermanos habría muerto, ahora se daba cuenta de lo equivocada que había estado. Ana era fuerte, mucho más fuerte de lo que jamás había creído, y aquellos días al raso junto a Leigh, Havelock y sus hombres, así se lo estaban haciendo entender.

  Durante aquellos dos días se habían enfrentado a tres grupos diferentes. El primero de ellos les había asaltado en su propio campamento pocas horas después de su llegada. Rei Laporte, que en aquel entonces estaba haciendo guardia, había visto sus sombras recortadas contra los árboles y rápidamente había dado la voz de alarma. En aquel entonces, aún un tanto desorientados por lo repentino del ataque, Havelock y los suyos habían tardado en reaccionar, pero tan pronto había sonado el primer disparo, respondieron al ataque. En aquella ocasión, las ruinas les sirvieron de cobertura, por lo que tras unos minutos de intenso intercambio de disparos el enemigo se había retirado. O mejor dicho, lo habían intentado, puesto que, cegados por la adrenalina, David y los suyos les habían perseguido campo a través hasta acabar eliminando hasta el último miembro. Y había sido entonces, mientras se despedían de los jugadores antes de que éstos se retirasen en dirección a los portales de extracción, siguiendo la normativa del juego, cuando una manada de fornidas criaturas de aspecto majestuoso y cabezas astadas había caído sobre ellos.

Dama de otoño - 2nda parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora