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! Esta historia contiene temas de drogas, el abuso de ellas, violencia familiar y lenguaje homofóbico.


Harry bajó la vista a lo que las notas de su celular decían. Leche, ya; huevos, ya; harina, ya; vainilla, ya; chocolate...¡Chocolate! Sabía que algo le faltaba. El rizado movió su carrito por los pasillos del supermercado hasta llegar a la dulcería, habían dos omegas (gemelas) y un alfa. Estas parecían sus hijas, Harry pensó que el chico era muy joven para ser padre.

—Cállense, cállense ya, joder. Voy a llevar los brownies de chispas de chocolate.

—¡Pero queremos con chispas de colores!—una de las gemelas dijo

El alfa bufó. Harry pasó detrás de ellos, se detuvo en frente de los chocolates para repostería y se estiró la mano para tomar una bolsa amarilla de chocolates. De repente, el mismo olor a tierra mojada y...¿café?, que lo había hipnotizado semanas atrás, lo detuvo en seco. Provocando que se se irguiera recto y unos escalofríos recorrieran su espina.

—¿Boo, qué haces?

Harry tomó las chispas con rapidez, saliendo de su trance y salió del pasillo, empujando su carrito. Se apresuró a pagar sus cosas y a meter todo al auto de su madre. Se subió el gorro de su capucha y se colocó los lentes de sol. Vio como una de las gemelas salía del supermercado, viendo hacia su coche, intentando distinguir su rostro y haciendo una mueca cuando falló.

Manejó, alejándose del lugar y un tanto agitado por la carrera. En su mente repasando lo que había sucedido y tratando de recordar algún rostro, pero sólo veía a una de las gemelas saliendo con apuro del supermercado.

Qué mierda fue eso.

Su omega le rogaba que se regresara y viera el rostro del alfa. Pero Harry se negó e hizo lloriquear a su omega.

Siempre había sido así. El rizado oprimiendo los deseos de su parte animal, ignorándolo y dejándolo de lado. Ahogando sus súplicas por encontrar un alfa que lo proteja y marque. Siempre durmiéndolo con supresores y básicamente dejando inconsciente a su omega. Pero últimamente, este se resistía a sus pastillas usuales. Despertando poco a poco y cobrando conciencia, pidiéndole, no, rogándole que encontrara a un alfa.

Harry negó con la cabeza, se estacionó detrás de la panadería de su madre y bajó las bolsas con las compras. Se las arregló para entrar por la puerta trasera sin tirar nada. Dejó todo en la "mesa de trabajo", como su madre le llamó y entró al local.

[...]

—Zayn, te lo digo, hermano. Ese maldito olor me ha estado persiguiendo y...

—Ya cállate, eres desesperante.—Louis bufó— Seguro es una omega cualquiera.

—¡Que no!

—Pues búscala, entonces. Por lo que me contaste, lo más probable es que vaya en la Universidad.

—¿Cómo empiezo?

—¿A qué?

—¡La búsqueda, Zayn! ¿Cómo empiezo? ¿Por dónde?

—Puedes ir soltando un poco de tu esencia por el campus y tal vez tu omega venga sola —el moreno mordió su sándwich e hizo una mueca, le quitó la tapa y arrugó la nariz—. Espinaca.

—¿Me voy por edificios?—se mordió el labio— Y es un hombre. Es un omega, no una.

Zayn rodó los ojos y soltó un gruñido suave.

—Qué irritante, joder.—dejó su comida de lado— ¿Cómo olía?

—Vainilla y canela. Era tan... delicioso, podría jurar que mi boca se hizo agua en el supermercado.

—Pensé que odiabas la canela —arqueó una ceja.— Desátame el uniforme, dale, haz algo productivo.

—La odio. Es solo que... no lo sé ¿sí? Jamás me había pasado esto. Ni si quiera sé quién es, soy un imbécil.—deshizo el nudo y el delantal rojo cayó al suelo.— Pasó a un lado de mí y yo solo me quedé parado, lo olí desde metros atrás y... no pude reaccionar. Sé que tiene el cabello rizado y café, o eso fue lo que dijo Daisy.

Zayn asintió.

—¿Crees que deba comprar nueva lencería?

Louis abrió los ojos de golpe.

—¿Acaso estabas pensando en la lencería que le vas a modelar a Liam mientras yo estoy teniendo una crisis emocional?—el otro chico asintió con una sonrisa— Te odio. Te odio. Te odio. ¿Qué clase de mejor amigo eres? ¡Te recuerdo, idiota, que si no fuera por mí, Liam y tu no estarían juntos! Así que ayúdame, te lo suplico.

El semblante divertido de Zayn cayó y se tornó serio.

—¿Es tu omega?

—No tengo ni puta idea, Z —se despeinó el pelo con una mano—. Pero necesito saber quién es.

—Está bien, te ayudaré.

[...]

Harry cerró su laptop con brusquedad, maldiciendo al profesor en un murmuro bajo.

—Este será su proyecto del semestre, jóvenes. Recuerden que esto vale 40% de su calificación semestral.

El señor Wilson había dicho: "encuentren a un modelo, tómenle fotos haciendo cualquier cosa, hagan sus fotografías lucir como la cosa más bella del mundo."

Niall sería su modelo, eso estaba decidido. Sin embargo su torpeza y brusquedad para moverse iban a provocar que las fotos salieran forzadas. Harry iba a tener que hacer magia. Bendito photoshop.

Salió del edificio y caminó hasta un Starbuck que se encontraba en frente del edificio de Arquitectura.

En cuanto abrió la puerta del local, un olor fuerte a café lo golpeó. Lo desorientó por un momento, provocando que cerrara los ojos y aspirara profundo para inhalar el fuerte olor.

No, alto. Era una esencia.

Alfa, alfa, alfa.

Inhaló una vez más, decepcionando a su omega cuando se dio cuenta que el alfa que dejó atrás ese aroma, no se encontraba más ahí.

Está cerca.

Su cabeza giró involuntariamente hacia la derecha y fue cuando lo vio.

Cabello castaño, peinado cuidadosamente hacia atrás, vestía jeans negros ajustados y una camiseta blanca. Tenía tatuajes en ambos brazos y uno detrás de la oreja. Un símbolo que creyó reconocer.

Su omega se paralizó, contuvo su aroma y su parte animal chocó con su humanidad, provocándole una punzada de dolor en la cabeza que lo aturdió por unos segundos.

¿Por qué no me reconoces, Alfa?

Su omega, aún aturdido y apunto de ser noqueado por el súbito efecto de los supresores, hizo un puchero.

La parte humana de Harry se dio media vuelta e ignoro la necesidad de girarse y correr hasta el chico, enterrar su nariz en su cuello y dejarse envolver en su aroma.

Fire On Fire [larry stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora