—¡Cállate! ¡Cállate!—le gritaba, sin darme cuenta que le empezaba a faltar el aire pero cuando quise soltarla, un fuerte golpe me sacó de encima de su cuerpo, cayendo aún lado en el suelo y observando a Dwight apuntarme mientras que Arath se reía.

—¡Esto no es una práctica de entrenamiento!—me grito él apuntándome con un arma mientras que intentaba de respirar, dándome cuenta que mis manos me temblaban.—¡Arath que carajos!—observe cómo ella reía mientras escupía la sangre que mis golpes le proporcionaron.

—Ella no iba a matarme, imbécil.—le respondió ella mientras se levantaba, acercándose a mi, gemí fuertemente cuando sentí una patada en mi estomago.—No iba a hacerlo la maldita zorra... es una porquería.—me retorcí de dolor y intenté buscar la respiración adecuada, sintiendo en mi rostro la saliva sangrienta que Arath escupió directamente a mi.

—Déjala en paz, aléjate, largo.—observe cómo Dwight ahuyentaba a Arath, quien aún se reía de mi y observe desde el suelo como se alejo.—¿Estás bien?—me pregunto él, tan solo me quedé en el suelo, sintiendo mis ojos humedecerme ante lo que me dijo, me perturbo la cabeza.—Ven, levántate.—vi como él estrechó su mano, no tuve orgullo y decidí dejar que él me ayudara a levantarme.

—Creo que no seré una buena luchadora.—dije riendo mientras que Dwight a mi lado intento que me mantuviera de pie, me dolía el estómago y sabría que esa patada me dejaría otro moretón.

—Eres una niña, no deberían darte este tipo de tareas, quizás si; pero no tan agresivamente.—dijo él, llevando su mano a su mochila abierta, brindándome otra botella de agua, la cual acepte con rapidez.—Es de noche, deberías ir a ducharte y recostarte.—me aconsejó él, nunca había entablado ni siquiera una corta conversación con Dwight, no hasta hoy.—¿Estarás bien?—me pregunto, él se iría nuevamente por donde vino, no tarde en asentir.

—Yo... —me quedé algo quieta ante escuchar unas voces femeninas alrededor, cerca de aquí y me quedé algo incierta, yo reconocía esas voces. Dwight se quedó observándome pero yo escuché unas verjas resonar, y me sentí llena de escalofríos.—Estaré bien, vete ya.—le pedí, pero él había escuchado lo mismo que yo, un disparo; era como un silenciador pero se escuchó.

—¿Qué demonios?—pregunto él confundido, aunque yo también me encontré confundida observe cómo él sacó su arma.—Quédate aquí, iré a revisar, no te muevas.—asentí ante lo que me pidió pero yo tan solo me removí del lugar queriendo ir hasta donde escuché el disparo.

Dwight alzó una ceja confuso ante mi extraño comportamiento, este con el ceño fruncido acomodo su mochila y no tarde en estrechar mi brazo para darle la botella de agua que me había brindado. Este asintió, aunque me quedé observando su rostro el cual la mitad estaba derretido, había sido quemado por uno de los castigos del santuario; la plancha. Observe cómo se fue distanciando de mi. Me mantuve alerta y no tarde en emprender un camino al área donde se encontraba la entrada. Sigilosa de que no hubiera nadie, camine con lentitud y con mi brazo en mi estómago para no sentir tanto dolor, el cual Arath me había provocado. No podía haber alucinado con las voces que había escuchado, las había escuchado lejos pero sabía que eran ellas y habían dos razones por la cual estarían aquí, Eugene y yo. Me asomé por el patio principal y en ese justo momento observe un cuerpo caer, un hombre de Negan caer al suelo muerto pero más allá e las verjas a través de la oscuridad pude descifrar una de las identidades de las voces que había escuchado. Las había identificado a las dos, a las dos mujeres que vinieron a acechar este lugar en la noche. No tarde en volver a esconderme detrás de la pared, había presenciado a lo lejos a Rosita Espinosa. Respire hondo ante el susto que me lleve del hombre que cayó sin vida en el suelo, una puerta se escuchó abrir y cerrarse, en ese momento salí de mi escondite.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐍𝐙𝐀 ─𝐂𝐀𝐑𝐋 𝐆𝐑𝐈𝐌𝐄𝐒  ①Where stories live. Discover now