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Ya habían pasado dos asquerosos años, cuales fueron más que tortuosos y lentisimos. Jodida vida...

Y faltaba cada vez menos para navidad, con exactitud "un mes". No me emcionaba para nada su espera, ya que era una gran estupidez ese día, lo único bueno era que cenabamos hasta reventar.

Estaba pintando algunos dibujos sobre mi cama cuando escuché entrar a alguien por la puerta, al observar me encontré con un chico, el cual vestía de muchos colores y poseía una gran sonrisa y un ligero sonrojo alumbrando su rostro.

Me saludo pero yo rápidamente volví a concentrarme en lo que estaba, ignorándolo completamente.

El chico sería mi nuevo compañero de cuarto. Era algo molesto, ya que compartía la habitación con 4 chicos más, además, ocuparía la cama que estaba al lado de la mía.

—veo que te gusta pintar— habló con su chillona voz de niño

Seguí con lo mío, seguí en plan de ignorarlo. Después de todo no me importaba socializar con un niño tan parlanchín como el.

—¿Cuánto tiempo llevas en este lugar?— el chico no dejaba de balancear sus piernas que colgaban de la cama, eso hacia acabar mi paciencia —me dijeron que te llamas min yoongi, un gusto, yo me llamo jung hoseok y tengo 7— estiró su mano, la cual también ignore. Dejé de pintar para mirarlo un par de segundos con el lápiz aún en mi mano, analizando su colorida vestimenta.

–¿Porque vistes así?— la pregunta salió espontáneamente de mi boca

El chico miró su ropa confundido y luego sonrió.

—¿Te gusta?

—no, es horrible— conteste para luego seguir coloreando mi dibujito. Su ropa era tan colorida que resaltaba en el frío lugar, aquel contraste era más que notorio.

—pues a mi me gusta— dijo de buen humor —me dijeron que no hablas mucho y que por eso somos vecinos de cama

Maldeci, a las personas de ese lugar le encantaba hacerme la vida difícil, más de lo que ya era.

Dejé el dibujo a un lado y me recosté dándole la espalda, quería que se callara de una vez.

—...

—¿Hay algo que te guste hacer?— tape mis oídos con la vieja almohada —a mi me gusta bailar, me dijeron que aquí hay un taller para bailar ¿No es increíble?

Me quedé un momento pensando mientras él seguía transmitiendo con su odiosa vos. ¿Porque estaba tan feliz? Claro, era un niño, los niños son felices. Pero no en un orfanato donde los abandonan como a perros.

Cada niño que llegaba al orfanato lo hacia ausente como un fantasma. Para mí era un patrón muy notable.

Pero este chico estaba muy emocionado de estar ahí...

—también puedo mantener la respiración por más de un minuto...

—¿Porque estás aquí?— interrumpí, me senté rápidamente en el borde de la cama. el chico se sorprendió y dejó de hablar para quedar mirando atento, pero no tardó en sonreír nuevamente como un tonto

—mi madre me trajo aquí— lo mire extrañado

—¿Y dónde está ella?

—ella fue de viaje, no tenía con quién dejarme y me trajo aquí— levanté una ceja y asentí. mire directamente a sus ojos, los cuales brillaban y estaban semi arqueados gracias a su sonrisa

—¿Tú sabes que esto es un orfanato?— él asintió

—mamá no me dejara aquí por mucho tiempo— el se veía tan convencido de sus palabras —ella quizás vuelva antes de Navidad

My Hope ~•SOPE•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora