S•E•S•E•N•T•A •Y• TRES

1.3K 175 9
                                    

Harry, el que era mi psicólogo ahora, hace que me sienta bastante tranquilo cuando le cuento sobre mi vida.

Las sesiones son mas amigables junto a una taza de café, casi no pareciera que hablo con alguien extraño.

Aprendí a esta altura de mi vida, cuando mi adolescencia está por terminar, que hay sucesos que nos marcan demasiado y a veces intentamos guardarlos para no sufrir, creemos que en algún momento ese trauma se ha esfumado y somos más fuerte ¿pero realmente fue así para mí?

El haber visto a mi padre en ese estado, en el que quizás para otros fue un mero susto, nada grave, para mí fue un temor intenso y debía entender eso, que lamentablemente habían situaciones que mi subconsciente compararía con un trauma actual y en consecuencia mi tartamudez se reactivaría.

Pero mi frustración y duda se la hice saber a Harry. ¿Significaba que cada vez que me sintiera en peligro volvería a tartamudear? Su respuesta fue relativa, y nuevamente debía asistir con un fonoaudiólogo.

Mi problema no era genético, sino psicológico a base de una herida en mi niñez, eso significaba que debía encontrar algo que me hiciera sentir comprendido, completo, casi como un bomba pura en dopamina explotando en mi cuerpo.

Y dado que la dopamina te la genera el amor, últimamente estaba escaso de ese neurotransmisor.     

     

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entre palabras te hallé (I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora